El sistema educativo ha llegado a un límite donde la salida a su actual problema está en un recambio educacional y generacional, empezando por reconocer que las ideas como teorías que llevan impresas e impuestas como bases estructurales requieren ser flexibilizadas y ser adaptadas con nuevas planificaciones educativas donde el aprendizaje y su transmisión vayan acompañado de la compresión, afecto y respeto hacia la vida y al significado de lo que deberían hacer como labor constructiva.
Desde allí se erradicaría la idea de que lo que hacen es un trabajo desgastador y cansador, solo así podrán llegar a entender que estos jóvenes lo que menos quieren es aprender a través del rigor, del castigo, desde la aprobación por calificaciones que demuestran sus rendimientos intelectuales más que sus condiciones humanas y físicas.
Todo lo que ellos quieren es que se les permita existir con sus niveles de sensibilidad genética, desde aquí pueden activarse y valerse por si mismos alcanzando seguridad y dominio en sus comportamientos encaminados por sus razonamientos, esta condición en ellos es natural, algo que a los adultos les atemoriza porque ven que sus comportamientos ponen en peligro de extinción las costumbres que forzadamente debieron incorporar como prueba de obediencia y lealtad al sistema que rige a este mundo.
El que ellos, no quieran estudiar o ir a la escuela, no quiere decir que no les interese formarse, aprender e instruirse. Es que no concuerdan con el sistema educacional que existe porque lo consideran insulso, poco aplicable y destructivo para el desarrollo natural de sus potencialidades cognitivas que genéticamente excluye la asimilación de un aprendizaje dirigido desde la estructuración e imposición. Para ellos la creatividad es el arte que les devuelve la vida.
Los desconecta por unas horas de esta realidad y de sus efectos“ oxidificantes”.
Haciendo los que les gusta sienten que pierden la densidad física y vibratoria que día a día recargan en su intercambio con el mundo de los adultos y entorno social. Se pueden renovar y re energizarse bilógicamente como mentalmente.
Pueden curarse a sí mismos y lo más importante comunicarse con su sabiduría interna para recibir la información necesaria y suficiente que les permita continuar de pie sin ser arrasados por el sistema hasta que sean activados antes del 2014.
Siempre me pregunto,
• ¿ Qué sucederá con ellos hasta ese entonces?
• ¿ Cómo advertir a los padres que sus hijos son más sensibles y humanos que ellos?
• ¿ Qué es lo que debemos hacer los adultos para no perderlos viendo como son llevados por la sociedad que ha sido programada para derribarles sus condiciones genéticas?
• ¿ Qué sistema educativo deberíamos implementar en ellos desde el ámbito familiar para equilibrarlos y orientarlos?
• ¿ Qué haríamos los adultos para comprender que nuestros razonamientos no son compatibles con los de ellos, razón por la cual no coincidimos?
Esto no quiere decir que estén en contra de nosotros y no nos quieran, es que no están de acuerdo con nuestras estructuras rígidas e inflexibles que llevamos como intelecto donde hemos inhibido nuestras capacidades físicas y creativas.
Para ellos la felicidad está en los pequeños detalles, para ellos la infelicidad está en la complejidad y falta de entendimiento, para ellos la tristeza está en no poder llegar a los adultos y decirles que la vida que llevan los hace ver y ser como son. De allí nacen lo que los adultos llaman sufrimientos, desilusiones y fracasos.
Ellos no creen en estos componentes, si creen en la continuidad y en la proyección de sus vidas que los lleve a construir una sociedad basada en el buen entendimiento y pre-disponibilidad de querer entenderse, respetarse y valorarse como personas no como riquezas y capital que definan sus posiciones y espacios sociales.