Marejadas Rurales y Luchas por la vida CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL y ECONÓMICA del CAMPO | Page 174

MARÍA PAULA HERRERA SALAZAR Saberes de milperos: reflexiones en torno a la alimentación territorializada de los choles de Tila sentidos: porque al comer se incorporan individualmente los nutrientes de los alimentos, así como las propiedades simbólicas de lo comido –siendo reconocido como saludable, nutritivo o perjudicial–, y también se incorporan las personas a su colectivo, a su familia y su comunidad. Alimentarse, por lo menos en estas comunidades campesinas e indígenas, conlleva ingerir alimentos con significación cultural, diferenciando lo “propio” de lo “ajeno” y evidenciando saberes locales acerca de cuándo se está “bien alimentado”, “sano”, incluso “bello”, valores que sólo adquieren validez en su contexto territorial. Por lo anterior afirmo que el territorio no solo se habita físicamente, sino que también se camina, se cultiva y se come. Ése es el centro del concepto de alimentación territorializada como lo planteo a continuación. 2. La alimentación territorializada La alimentación territorializada es una extensión temática del concepto de territorio, entendido más allá del espacio físico, como un constructo geo-socio- histórico en el cual se articulan las relaciones sociales y culturales de una comunidad, en sus dimensiones espacial, temporal y humana; o por decirlo de otra forma, el territorio es “el referente vivencial del conjunto de relaciones socioculturales producidas en la inter-acción fundamental de una comunidad con sus espacios-tiempos” (Herrera Salazar, 2015: 93). De este modo comprendemos que el territorio está constituido tanto por el espacio físico, biológico y geográfico habitado por una comunidad, con sus características y límites; como por las prácticas y los discursos que lo producen como un lugar (un espacio-tiempo con sentido), limitado y ordenado a través del cuerpo, la institución y el poder (Herrera Salazar, 2015; Nates Cruz, 2016). Antes de continuar con la relación entre alimentación y territorio, considero relevante matizar que las vivencias territoriales implican múltiples interacciones entre comunidades vecinas y entre lo local y lo global. Por ello, al referirme específicamente a los choles de Tila y Nicolás Bravo, no busco establecer una diferencia tajante o esencial entre esta comunidad chol y otras comunidades vecinas del mismo grupo étnico o de otros a su alrededor, más bien intento recordar que las reflexiones que pongo a disposición se basan en una experiencia etnográfica construida desde ese territorio particular. Así mismo, al emplear la expresión “relaciones de tipo local-global-local” me refiero a las interacciones de doble vía que se dan entre contextos locales y flujos (de información, de capitales, de personas, etc.) provenientes de un 149