Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 97

atención com o lo estaba y o, así quelodejéymellevélasmanosalregazo. Parker se levantó. —Tengo algunas cosas que hacer antes de ir a clase. Te llam o luego. —Muy bien —dij e, ofreciéndole una sonrisa de disculpa. Parker se inclinó sobre la m esa y m e besó en los labios. Se hizo un silencio absoluto en la cafetería y Am erica m e dio un codazo después de que Parker saliera caminando. —¿No es rara la m anera en que todo el m undo te m ira? —m e susu- rró. Echó una m irada a toda la habitación con m ala cara. —¿Qué pasa? —gritó Am erica—. ¡Meteos en vuestros asuntos, m arranos! Me cubrí los oj os con las m anos. —¿Sabes?, antes daba pena porque se pensaban que era la pobre am iguita tonta de Travis. Ahora soy m ala porque todo el m undo piensa que voy de flor en flor, de Travis a Parker y vuelta a em pezar, com o una pe- lota de pim pón. — Com o Am erica no decía nada, levanté la vista—. ¿Qué? ¡No m e digas que tú tam bién te crees esaschorradas! —¡No he dicho nada! —protestó. La m iré fij am ente con incredulidad. —Pero ¿eso es lo que crees? Am erica m ovió la cabeza, sin decir nada. De repente, no pude sopor- tar las frías m iradas de los dem ás estudiantes, así que m e levanté y cam iné hacia el extrem o de la mesa. —Tenem os que hablar —dij e, dando unos golpecitos a Travis en la espalda. Intenté parecer am able pero la rabia m e hervía por dentro y m e ponía las palabras en la boca. Todos los estudiantes, incluida m i m ej or am iga, pensaban que estaba haciendo m alabares con dos hom bres. Solo había unasolución. —Pues habla —dij o Travis, m etiéndose algo em panado y frito en la boca. Jugueteé con los dedos, notando los oj os curiosos de todo el m undo sobre m í. Com o Travis seguía sin m overse, lo agarré por el brazo y le di un buen tirón. Se puso de pie y m e siguió fuera con una sonrisita en la cara. —¿Qué pasa, Palom a? —dij o, m irando m i m ano en su brazo y luego a m í. —Tienes que liberarm e de la apuesta —le rogué. Su cara se quedó