Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 95

m i boca se había quedado congelada en una ridícula sonrisa, pero no podía dej ar de sonreír mientrasdescribíamiveladaperfecta. Travis m e observaba con sonrisa divertida m ientras y o parlotea- ba, incluso haciendo preguntas. Aunque parecía frustrado con todo lo de Parker, y o sentía claram ente que disfrutaba viéndom e tan feliz. Travis se colocó en su lado de la cam a y y o bostecé. Nos m iram os por un instante antes de que él dij era en un suspiro: —Estoy encantado de que te lo hay as pasado bien, Palom a. Te lo m ereces. —Gracias —dij e con una sonrisa de orej a a orej a. La m elodía hacía vibrar mimóvilenlamesilladenocheylocogíbruscamenteparamirarlapantalla. —¿Diga? —Ya es m añana —dij o Parker. Miré el reloj y m e reí. Eran las doce y un m inuto. —Sí, es verdad. —¿Qué te parece el lunes por la noche? —m e preguntó. Me cubrí la boca por un m om ento y luego, inspirando profundam ente, dij e: —Muy bien. El lunes por la noche es perfecto. —Bien. Te veo el lunes —dij o. Podía im aginarm e su sonrisa por su voz. Colgué y m e volví hacia Travis, que m e m iraba con un poco de fastidio. Le di la espalda y m e acurruqué haciendo un ovillo, tensa por la em oción. —Eres una chica estupenda —dij o Travis girándose de espaldas a m í. Puse los oj os en blanco. Se dio la vuelta y m e agarró la cara para que lo mirase. —¿De verdad te gusta Parker? —¡No m e estropees esto, Travis! Me m iró por un m om ento y luego agitó la cabeza volviéndose de nuevo. —Parker Hayes.