Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 91

—¿Una reserva con tan poca antelación? Ese sitio está siem pre de bote en bote. —Bueno…, es nuestro restaurante. La m itad, por lo m enos. —Me gustan los italianos. Parker conduj o al restaurante a la velocidad lím ite, usando los in- term itentes de form a correcta y deteniéndose lo j usto en cada sem áforo ám bar. Mientras hablaba, apenas apartaba los oj os de la carretera. Cuando llegam os al restaurante, m e reí encantada. —¿Qué? —preguntó. —Eres un conductor m uy cauto. Me gusta. —¿Diferente de la parte trasera de la m otocicleta de Travis? —Sonrió. Debería haberm e reído pero la diferencia no m e pareció tan buena. —No hablem os de Travis esta noche. ¿De acuerdo? —Me parece bien —asintió, m ientras se levantaba de su asiento para abrirm e la puerta. Estábam os sentados en un lateral, en una m esa j unto a una gran ventana. Aunque y o llevaba un vestido, tenía un aspecto pobre en com paración con las otras m uj eres del restaurante. Estaban cubiertas de diam antes y llevaban vestidos de cóctel. Nunca había com ido en un sitio tanostentoso. Pedim os y Parker cerró su m enú, sonriendo al cam arero. —Y tráiganos una botella de Allegrini Am arone, por favor. —Sí, señor —dij o el cam arero m ientras recogía los m enús. —Este lugar es increíble —susurré apoy ándom e en la m esa. Sus oj os verdes se suavizaron. —Gracias, le diré a m i padre lo que piensas. Una m uj er se acercó a nuestra m esa. Llevaba el pelo rubio reco- gido en un m oño francés apretado, una veta gris interrum pía las ondas suaves de susrizos. Intenté no pararm e a m irar las j oy as que brillaban llam ativam ente en su cuello, o las que se balanceaban de aquí para allá en sus orej as, pero saltaban a la vista. Sus bizqueantes oj os azules m e m iraron dete- nidam ente. Rápidam ente se volvió a m i parej a. —¿Quién es tu am iga, Parker? —Mam á, esta es Abby Abernathy. Abby, esta es m i m adre, Vivienne