Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 89

Mivozseapagóen un suspiro. Estaba m uy efusiva y no es lo m ío ser efusiva. Seguí pensando en lo perfecto que había sido desde el m om ento en que nos habíam os conocido. Era exactam ente lo que necesitaba: el polo opuesto aTravis. —¿Te ha dej ado sin habla? —dij o con una risita tonta. Asom é la cabeza por la cortina. —¡No quería volver a casa! ¡Podría haber estado hablando con él para siempre! —Suena prom etedor. ¿Pero no le parece raro que estés aquí? Metí la cabeza baj o el agua para enj uagarm e la espum a. —Ya se lo expliqué. Sonó el ruido de la cadena del inodoro y del grifo que se abría ha- ciendo que el agua saliera fría por un m om ento. Grité y la puerta se abrió deltodo. —¿Palom a? —dij o Travis. Am erica se rio. —Solo he tirado de la cadena, Trav, cálm ate. —Oh. ¿Estás bien, Palom a? —Estoy estupendam ente. Sal. —La puerta se cerró de nuevo y suspi- ré—. ¿Es mucho pedirquehayapestillosenlaspuertas?—Americano con- testó—. ¿Mare? —Me sabe fatal que lo vuestro no cuaj ara. Eres la única chica que po- dría haber… —suspiró—. En fin, no te preocupes. Ahora y a no im porta. Cerré el grifo y m e envolví en una toalla. —Están tan m al com o él. Debe de ser una enferm edad…, aquí nadie tiene sentido com ún. ¿Te acuerdas de lo m ucho que te cabreaba su com portam iento? —Lo sé —asintió. Encendí el secador de pelo y com encé a acicalarm e para m i cita con Parker. Me ricé el pelo, m e pinté las uñas y los labios con una som bra roj o oscuro. Era un poco dem asiado para una prim era cita. Me fruncí el ceño a m í m ism a en el espej o. No era a Parker a quien estaba inten- tando im presionar. No estaba en situación de aceptar insultos cuando Travis m e había acusado de andarm e con juegos. Al m irarm e por últim a vez en el espej o, la culpa m e em bargó. Travis estaba haciendo todo lo que podía y y o estaba siendo una m ocosa cabezota. Salí a la sala de estar y Travis sonrió, no era la reacción que y