Me volví para ver a Parker m irándonos con una expresión incóm oda.
Se aupó para fisgar dentro del apartam ento.
—¿Hay alguna chica hum illada, abandonada ahí dentro, que necesite
que la lleve?
Travis fulm inó a Parker con la m irada.
—No te m etas conm igo.
Parker sonrió y m e guiñó el oj o.
—Siem pre se lo hago pasar m al. No lo consigo a m enudo y a que
se ha dado cuenta de que es m ás fácil si las chicas vienen en sus propios
coches.
—Im agino que eso sim plifica las cosas —dij e, tom ándole el pelo
a Travis.
—No tiene gracia, Palom a.
—¿Palom a? —preguntó Parker.
—Es… un m ote, sim plem ente un apodo, ni siquiera sé de dónde
salió —dij e. Fue la prim era vez que m e sentí rara con el nom bre que
Travis m e había puesto la noche que nos conocimos.
—Ya m e lo explicarás cuando lo averigües. Parece una buena historia
— sonrió Parker—. Buenas noches,Abby.
—¿No quieres decir buenos días? —dij e, m irándolo baj ar las esca-
leras al trote.
—Eso tam bién —m e contestó con una dulce sonrisa.
Travis cerró la puerta de un portazo, y tuve que apartar la cabeza
bruscam ente hacia atrás para evitar que m e pillara lacara.
—¿Qué pasa? —le grité enfadada.
Travis agitó la cabeza y se fue a su habitación. Lo seguí y luego fui
saltando sobre un pie tras lanzar uno de m is zapatos de tacón.
—Es m uy m aj o, Trav. Suspiró y cam inó hacia m í.
—Te vas a hacer daño —dij o, cogiéndom e la cintura con uno de sus
brazos y quitándom e el otro tacón con la otra. Lo lanzó al arm ario y
luego se quitó la cam isa en dirección hacia la cama.
Me baj é la crem allera del vestido, m e lo quité contoneándom e por
encim a de las caderas y lo lancé con un pie a un rincón. Rápidam
ente m e puse una cam iseta y luego m e solté el suj etador sacándolo a
través de la m anga. Mientras m e recogía el pelo haciéndom e un m oño
en el cogote, m e di cuenta de que m e estaba mirando.