Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 83

—No sé m uy bien qué significa eso, pero Travis no es tan m alo com o todo el m undo dice. El cielo se puso roj o y luego rosa cuando el sol se hundió en el hori- zonte. Parker m iró su reloj y después observó por encim a de la rej a al grupo de gente queibadisminuyendoenelcésped. —Parece que la fiesta se acaba. —Será m ej or que busque a Shep y Mare. —¿Te im porta si te llevo a casa en m i coche? —preguntó. Intenté contener m i em oción. —En absoluto. Se lo diré a Am erica. —Cam iné hacia la puerta y luego m e encogí de vergüenza antes de volverm e a decir—: ¿Sabes dónde vive Travis? Las espesas y oscuras cej as de Parker se arquearon. —Sí, ¿por qué? —Porque vivo allí —dij e, esperando su reacción. —¿Que estás con Travis? —Perdí una apuesta y por eso estoy pasando allí un m es. —¿Un m es? —Es una larga historia —dij e, encogiéndom e de hom bros tím idam ente. —Pero ¿sois sim plem ente am igos? —Sí. —Entonces te llevaré a casa de Travis —concluy ó sonriendo. Baj é las escaleras al galope para buscar a Am erica y pasé de largo j unto a un som brío Travis que parecía enoj ado con la chica borracha con la que hablaba. Me siguió al recibidor m ientras llam é a Am erica dándole una sacudida a su vestido. —Chicos, podéis ir tirando. Parker se ha ofrecido a llevarm e a casa. —¿Qué? —dij o Am erica con oj os asom brados. —¿Cóm o? —preguntó Travis enfadado. —¿Hay algún problem a? —le pregunté. Miró airadam ente a Am erica y luego m e llevó a un rincón, con la m andíbula tem blándole baj o la piel. —Ni siquiera conoces a ese tipo. Tiré para liberar m i brazo de su suj eción. —Esto no es asunto tuy o, Travis.