Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 82

—¿Y tú? —preguntó. —No m e he decidido. —Típica respuesta de estudiante de prim er año. Suspiré teatralm ente. —Im agino que he desperdiciado m i oportunidad de ser excepcional. —Oh, no tienes que preocuparte por eso. Reparé en ti el prim er día de clase. ¿Qué haces en Cálculo Tres si estás en prim er curso? Sonreí m ientras enroscaba un m echón de cabello con el dedo. —Las m atem áticas m e resultan fáciles. No m e perdía las clases en el instituto, y luego hice dos cursos de verano en la estatal deWichita. —Eso es im presionante —dij o. Estuvim os en el balcón m ás de una hora, hablando de todo, desde los garitos decomidalocalesacómomehicetanamigadeTravis. —No pensaba m encionarlo, pero vosotros dos parecéis ser el tem a de todas lasconversaciones. —Genial. —Es que esto no es norm al en Travis. Él no suele congeniar con las m uj eres. De hecho, tiene m ás tendencia a crearse enem igos entre ellas. —Oh, no sé. He visto a unas pocas que o tienen pérdida de m em oria a corto plazo o bien son proclives a perdonar cuando se trata de él. Parker se rio. Sus blancos dientes brillaron contrastando con su dorado bronceado. —La gente sim plem ente no entiende vuestra relación. Tienes que adm itir que es un poco am bigua. —¿Me estás preguntando si m e acuesto con él? Sonrió. —No estarías aquí con él si lo hicieras. Lo conozco desde que tenía catorce años y soy m uy consciente de cóm o se com porta. Sin em bargo, siento curiosidad por vuestra amistad. —Es loquees—meencogídehombros—.Salimos juntos,comemos,vemos la tele, estudiam os y hablamos. Eso es todo. Parker se rio sonoram ente, sacudiendo la cabeza y asom brado por m i sinceridad. —He oído que eres la única persona a la que se le perm ite poner a Travis en su sitio. Eso es unhonor.