Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 69

—¿Lista? —Sí. ¿Cóm o voy a llevar todo esto a tu apartam ento? Vam os en tu m oto. Travis sonrió y sacó su m óvil. Llevó m i equipaj e hasta la calle y, m inutos después, el Charget negro antiguo de Shepley hizo su aparición. Baj aron la ventanilla del lado del copiloto, y Am erica asom ó la cabeza. —¡Hola, m onada! —¡Hola! Las calderas vuelven a funcionar en Morgan. ¿Vas a seguir quedándote conShep? —Sí, había pensado quedarm e esta noche. He oído que has perdido una apuesta—dijo,guiñándome un ojo. Antes de que pudiera hablar, Travis cerró el m aletero y Shep aceleró, m ientras Am erica gritaba al volver a caer sentada en elcoche. Cam inam os hasta su Harley, y esperó a que m e acom odara en m i asiento. Cuando lo envolví con m is brazos, apoy ó su m ano sobre la m ía. —Me alegro de que estuvieras allí esta noche, Palom a. Nunca en m i vida m e he divertido tanto en una pelea. Apoy é el m entón en su hom bro y sonreí. —Claro, porque intentabas ganar nuestra apuesta. Inclinó el cuello para m irarm e. —Ya lo creo que sí. No había ningún signo de burla en su m irada; lo decía en serio y quería que lo viera. Arqueé las cej as. —¿Por eso estabas de tan m al hum or hoy ? ¿Porque sabías que ha- bían arreglado las calderas y que m e iría esta noche? Travis no respondió; se lim itó a sonreír cuando arrancó la m oto. Recorrim os el tray ecto hasta el apartam ento de form a extrañam ente lenta. En cada sem áforo, Travis cubría m is m anos con las suy as, o bien posaba la m ano sobre m i rodilla. Los lím ites volvían a difum inarse, y m e pregunté cóm o podríam os pasar un m es j untos sin arrui- narlo todo. Los cabos sueltos de nuestra am istad se estaban atando de una form a que nunca podía haberim aginado. Cuando llegam os al apartam ento, el Charger de Shepley estaba en