m í para lanzar el cuadrado roj o sobre la cara ensangrentada de Brady.
Travis desapareció detrás de sus fans, y y o apreté la espalda contra la
pared, buscando a tientas el cam ino hasta la puerta por la que habíam os
entrado. Llegar hasta el farol fue un enorm e alivio. Me preocupaba que
m e derribaran y m orir pisoteada.
Clavé la m irada en el um bral de la puerta, esperando a que la m
ultitud irrum piera en la pequeña habitación. Después de que pasaran
varios m inutos sin que Travis diera ninguna señal de vida, m e preparé
para rehacer m is pasos hasta la ventana. Con la cantidad de gente que
intentaba salir a la vez, no era seguro em pezar a dar vueltas porallí.
Justo cuando m e adentraba en la oscuridad, unas pisadas cruj ieron
sobre el suelo de cem ento. Travis m e estaba buscando alarm ado.
—¡Paloma!
—¡Estoy aquí! —grité, lanzándom e en sus brazos. Travis baj ó la m
irada y frunció el ceño.
—¡Me has dado un susto de coj ones! Casi he tenido que em pezar
otra pelea solo para llegar hasta ti… Y, cuando por fin llego, ¡te habías
ido!
—Me alegro de que hay as vuelto. No me entusiasmaba tener que
averiguar el camino de vuelta en la oscuridad.
La preocupación desapareció de su rostro y sonrió am pliam ente.
—Me parece que has perdido la apuesta.
Adam irrum pió, m e m iró y, después, lanzó a Travis una m irada
fulm inante.
—Tenem os que hablar. Travis m e guiñó un oj o.
—No te muevas. Vuelvo ahora mismo.
Desaparecieron en la oscuridad. Adam alzó su voz unas cuantas ve-
ces, pero no pude averiguar lo que decía. Travis se dio m edia vuelta m
ientras se m etía un faj o de dinero en el bolsillo y después m e dedicó
una media sonrisa.
—Vas a necesitar m ás ropa.
—¿De verdad m e vas a obligar a quedarm e contigo un m es?
—¿Me habrías obligado a pasar un m es sin sexo? —Me reí, adm
itiendo que lo habría hecho.
—Será m ej or que hagam os una parada en Morgan. Travis sonrió.
—Me parece que esto será interesante.