Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 42

pasada. —Travis apenas ha respirado en mi dirección —dije mordazmente. Una sonrisa de complicidad iluminó el rostro de America. —Ah. —Ah, ¿qué? —Nada —dijo ella, antes de volver a la habitación de Shepley. Travis estaba en la cocina, tarareando una melodía cualquiera mien- tras preparaba unos huevos revueltos. —¿Seguro que no quieres? —preguntó. —Sí, seguro. Gracias, de todos modos. Shepley y America entraron en la cocina, y Shepley sacó dos platos del armario, en los que Travis amontonó los huevos humeantes. Shepley dejó los platos en la encimera, y él y America se sentaron juntos para satisfacer el apetito, que, con toda probabilidad, se debía a lo que habían hecho la noche anterior. —No me mires así, Shep. Lo siento, simplemente no quiero ir —dijo America. —Pero, nena, en la fraternidad se celebran fiestas de citas dos veces al año —argumentó Shepley mientras masticaba—. Todavía queda un mes. Tendrás tiempo suficiente para encontrar un vestido y cumplir con todo el rollo ese de chicas. —Iría, Shep…, es muy amable por tu parte…, pero no conoceré a nadie allí. —Muchas de las chicas que asisten no conocen a mucha gente —dijo él, sorprendido por el rechazo. Ella se desplomó sobre la silla. —Las zorras de las fraternidades siempre van a esas cosas. Y todas se conocen…, será raro. —Vamos, Mare. No me hagas ir solo. —Bueno…, quizá… ¿podrías encontrar a alguien que acompañara a Abby?—dijo ella mirándome a mí y después a Travis. Travis alzó una ceja, y Shepley negó con la cabeza. —Trav no va a fiestas de citas. Son cosas a las que llevas a tu novia… Y Travis no…, bueno, ya sabes. —Podríamos emparejarla con alguien. La miré con los ojos entrecerrados.