grande y baj a, que estaba j unto a la pista de baile, cogiendo una bebida
de cam ino. Finch se m eneaba sin sentido en la pista de baile y, finalm
ente, se colocó entre Am erica y y o. Travis puso los oj os en blanco,
riéndose m ientras volvía a nuestra m esa conShepley.
—Voy a por otra copa, ¿queréis algo? —gritó Am erica por encim
a de la música.
—Iré contigo —dij e, m ientras m iraba a Finch y señalaba hacia la
barra.
Finch sacudió la cabeza y siguió bailando. Am erica y y o nos abrim
os paso entre la m ultitud. Los cam areros estaban desbordados, así que
nos preparam os para una larga espera.
—Los chicos están haciendo una m asacre esta noche —dij o Am
erica. Me acerqué a su oído.
—Nunca entenderé por qué alguien apuesta contra Shep.
—Por la m ism a razón que lo hacen contra Travis. Son idiotas —son-
rió ella.
Un hom bre vestido con toga se apoy ó en la barra al lado de Am erica
y sonrió.
—Señoritas, ¿qué van a beber esta noche?
—Nos pagam os nuestras propias copas, gracias —dij o Am erica, m
irando hacia delante.
—Soy Mike —dij o él, y después señaló a su am igo—: Este es Logan.
Sonreí educadam ente y m iré a Am erica, que puso su m ej or cara de
« largaos de aquí» . La cam arera nos preguntó qué queríam os y des-
pués asintió a los hom bres que estaban detrás de nosotras, que se pelea-
ban por hacerse cargo del pedido de Am erica. Traj o un vaso cuadrado
lleno de un líquido rosa y espum oso, y tres cervezas. Mike le entregó
el dinero y ellaasintió.
—Esto es alucinante —dij o Mike, m irando a la m ultitud.
—Sí —respondió Am erica m olesta.
—Te he visto bailando antes —m e dij o Logan, señalando la pista de
baile—.
Estabas genial.
—Eh…, gracias —dij e, intentando ser educada, pero consciente de
que Travis estaba a unos pocos metros.
—¿Quieres bailar? —m e preguntó él.