na fiesta? Te harádaño.
Travis tensó los dedos com o reacción, y y o le cogí la m ano hasta
que se relajó.
—Deberías irte, Parker.
—Y tú deberías escucharm e, Abs.
—No la llam es así —gruñó Travis. Parker no apartó los oj os de m í.
—Estoy preocupado por ti.
—Te lo agradezco, pero no es necesario. Parker sacudió la cabeza.
—Te veía com o un reto, Abby. Ha conseguido hacerte pensar que
eres diferente de las otras chicas para poder echarte m ano. Pero aca-
bará cansándose de ti. Tiene una capacidad de atención propia de un
niñopequeño.
Travis se puso delante de m í, tan cerca de Parker que sus narices casi
se tocaban.
—Te he dej ado hablar, pero se m e ha agotado la paciencia. Parker
intentó m irarm e, pero Travis se inclinó en su dirección.
—Que no la m ires, j oder. Míram e a m í, pedazo de m ierda. —
Parker m iró fij am ente a Travis a los oj os y esperó—. Com o se te
ocurra tan solo respiraren su dirección, m e aseguraré de que llegues coj
eando a la Facultad de Medicina.
Parker retrocedió unos pasos hasta que pude verlo.
—Pensaba que eras m ás lista —dij o él, m eneando la cabeza antes
de girarse en redondo e irse.
Travis observó cóm o se m archaba, y entonces sus oj os buscaron los
m íos.
—Sabes que no ha dicho m ás que gilipolleces, ¿no? Nada de eso es
verdad.
—Estoy segura de que es lo que piensa todo el m undo —dij e,
dándom e cuenta del interés que despertábam os en quienes pasaban a
nuestrolado.
—Entonces les dem ostraré que se equivocan.
Durante la sem ana siguiente, Travis se tom ó su prom esa m uy en
serio. Ya no seguía la corriente a las chicas que lo paraban entre una y
otra clase y, a veces, incluso era grosero. Cuando llegam os a la fiesta de
Halloween del Red, estaba un poco preocupada por cóm o m antener alej
ados a los com pañeros ebrios.