Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 174

—No pares —supliqué. Me penetró de nuevo, y gim ió tan fuerte que le tapé la boca. Después de unas cuantas respiraciones agitadas, m e m iró a los oj os y m e besó una y otra vez. Me cogió la cara con am bas m anos y m e besó otra vez, m ás lentam ente, con m ás ternura. Acarició m is labios con los suy os, y después las m ej illas, la frente, la nariz y, entonces, finalm ente, volvió a m is labios. Sonreí y suspiré. El cansancio podía conm igo. Travis m e acercó a él y tiró de las sábanas para taparnos. Apoy é la m ej illa en su pecho y él m e besó en la frenteunavezmás,entrelazandolosdedosdetrásdemí. —No te vay as esta vez, ¿vale? Quiero despertarm e exactam ente así por la mañana. Lo besé en el pecho, presa de la culpa porque tuviera que pedírm elo. —No m e iré a ninguna parte.