Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 165

os brillaron al reconocerm e. —¡Hola, guapa! ¿Qué tal ha ido? —Ha ido —dij e, desalentada. —Oh, oh. —No se lo digas a Travis, ¿vale? Ella resopló. —No lo haré. ¿Qué ha pasado? —Parker m e ha pedido que vay a con él a la fiesta de citas. Am erica apretó su toalla. —No pensarás dej ar tirado a Trav, ¿no? —No, y a Parker no le entusiasm a la idea. —Com prensible —dij o ella, asintiendo—. Es una situación conde- nadam ente difícil. Am erica se echó los m echones de su larga y húm eda cabellera so- bre un hom bro, y unas gotas de agua le cay eron sobre la piel desnuda. Era una contradicción andante. Había pedido plaza en Eastern para que pudiéram os m udarnos j untas. Se autoproclam aba m i conciencia, dispuesta a intervenir si y o daba rienda suelta a alguna de m is tenden- cias intrínsecas que conllevaran perder el control. Iniciar una relación con Travis iba en contra de todo lo que habíam os hablado, y m i am iga se había convertido en su sobreexcitada animadora. Me apoy é contra la pared. —¿Te enfadarías m ucho si m e lim itara a no ir? —No, m e cabrearía increíble e irrevocablem ente. Iniciarías una pe- lea de gatas en toda regla, Abby. —Entonces supongo que tendré que ir —dij e, m etiendo la llave en la cerradura. Mi m óvil sonó y apareció en la pantalla una foto de Travis poniendo una cara graciosa. —¿Diga? —¿Ya estás en casa? —Sí, m e ha dej ado hace unos cinco m inutos. —Bien, estaré allí dentro de otros cinco. —¡Espera! ¿Travis? —dij e después de que colgara. Am erica se rio. —Acabas de tener una cita decepcionante con Parker, y has son- reído al ver la llam ada de Travis. ¿De verdad eres tan dura de mollera? —No he sonreído —protesté—. Viene de cam ino. ¿Puedes reunirte