Me costó m ucho m irarle o los oj os.
—No puedo hacerle eso, Parker, lo siento.
—¿Entiendes qué es una fiesta de citas? Es algo a lo que vas con tu
novio.
Su tono condescendiente hizo que desapareciera cualquier em patía
que pudiera sentir haciaél.
—Bueno, com o y o no tengo novio, no debería ir en absoluto.
—Pensaba que íbam os a intentarlo otra vez. Pensaba que teníam os
algo.
—Y lo intento.
—¿Qué esperas que haga? ¿Que m e quede en casa solo m ientras tú
estás en la fiesta de citas de m i fraternidad con otro? ¿Debería invitar a
otra chica?
—Puedes hacer lo que quieras —dij e, irritada por su am enaza. Alzó
la m irada y negó con la cabeza.
—No quiero pedírselo a otra chica.
—No espero que no vay as a tu propia fiesta. Nos verem os allí.
—¿Quieres que se lo pida a otra persona? Y tú vas con Travis. ¿Acaso
no ves lo absurda que resulta estasituación?
Me crucé de brazos, preparándom e para una pelea.
—Le dij e que iría antes de em pezar a salir contigo. No puedo cance-
lar m i compromisoconél.
—¿No puedes o no quieres?
—No hay diferencia. Siento que no lo com prendas. —Abrí la puerta
de Morgan, y Parker apoy ó su m ano sobre la mía.
—De acuerdo —dij o con un suspiro de resignación—. Obviam
ente, esta es una cuestión en la que tendré que trabaj ar. Travis es uno
de tus m ej ores am igos, eso lo entiendo. No quiero que afecte a nuestra
relación.¿Vale?
—Vale —dij e, asintiendo.
Abrió la puerta y m e hizo un gesto para que pasara; j usto antes de
entrar, m e dio un beso en la m ej illa.
—¿Miércoles a las seis?
—A la seis —dij e, despidiéndolo con la m ano m ientras subía las
escaleras.
Am erica salía del cuarto de duchas cuando doblé la esquina, y sus oj