Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 161

Su expresión cam bió de j uguetona a íntim a; m e atraj o hacia sus brazos y m e besó en el cuello. Todos los m úsculos de m i cuerpo se tensaron. Habría preferido estar en cualquier parte m enos en ese apartam ento. Mi m óvil sonó y, antes de responder, le ofrecí una sonrisa de disculpa. —¿Cóm o va la cita, Palom a? Me volví de espaldas a Parker y susurré al teléfono. —¿Qué necesitas, Travis? Intenté que m i voz sonara dura, pero se ablandó por m i alivio de oír su voz. —Quiero ir a j ugar a los bolos m añana. Necesito a m i com pañera. —¿Bolos? ¿No podrías haberm e llam ado después? Me sentí una hipócrita al decirle aquello puesto que había esperado una excusa para alej ar los labios de Parker de mí. —¿Cóm o iba a saber cuándo habrías acabado? Oh, eso no ha sonado bien… —dij o las últim as palabras en voz m ás baj a, parecía que le habían hecho gracia. —Te llam o m añana y lo hablam os, ¿vale? —No, no vale. Me has dicho que querías que fuéram os am igos, ¿y no podem os salir? —Puse los oj os en blanco y Travis resopló—. No m e pongas los ojos en blanco. ¿Vienes o no? —¿Cóm o has sabido que he puesto los oj os en blanco? ¿Me es- tás acosando? — pregunté, dándom e cuenta de que las cortinas estaban corridas. —Siem pre estás poniendo los oj os en blanco. ¿Sí? ¿No? Estás m algastando un tiem po precioso de tu cita. Qué bien m e conocía. Luché contra m is deseos de pedirle que pasara a recogerm e inm ediatam ente. No pude evitar sonreír al pensarlo. —¡Sí! —dij e en voz baj a, intentando no sonreír—. Iré. —Te recogeré a las siete. Me volví a Parker, sonriendo com o el gato de Cheshire. —¿Travis? —m e preguntó con un gesto de com plicidad. —Sí —fruncí el ceño al ver que m e había pillado. —¿Seguís siendo solo am igos? —Solo am igos —apostillé de inm ediato.