Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 157

Capítulo 10 Cara de pórquer Me situé dos m esas m ás allá y una m esa m ás atrás. Apenas veía a Am erica y a Shepley desde m i asiento, y m e agaché sobre la m esa, m ientras observaba a Travis m irar fij am ente la silla vacía que solía ocupar y o antes de sentarm e al final del com edor. Me sentía ridícula por esconderm e así, pero no estaba preparada para sentarm e delante de él durante una hora entera. Cuando acabé de com er, respiré hondo y salí fuera, donde Travis estaba acabando de fum ar un cigarrillo. Me había pasado la m ay or parte de la noche intentando tra- zar un plan que nos devolviera a donde estábam os antes. Si tra- taba nuestro encuentro tal y com o él solía considerar el sexo en general, m is posibilidades m ej oraban. El plan conllevaba el ries- go de perderlo definitivam ente, pero esperaba que su enorm e egomasculinoloobligaraacomportarsedelmismomodoqueyo. —Hola —dij e. Él puso cara de contrariedad. —Hola. Pensaba que estarías com iendo. —Tuve que entrar y salir a toda prisa, tengo que estudiar —le respon- dí, encogiéndom e de hom bros y fingiendo despreocupación lo m ej or que pude. —¿Necesitas algo de ay uda? —Es Cálculo. Creo que lo tengo controlado. —Puedo pasarm e para darte apoy o m oral. Sonrió y se m etió la m ano en el bolsillo. Los sólidos m úsculos del brazo se le tensaron con el m ovim iento, y el recuerdo de sus brazos flexionándose m ientras m e penetraba volvió con vívido detalle a m i cabeza. —Eh… ¿Cóm o? —pregunté, desorientada por el repentino pensam iento eróticoquehabíacruzadomimente. —¿Se supone que tenem os que fingir que lo de la otra noche nunca pasó?