Alcé los oj os hacia él: su m irada era decidida y tierna al m ism o
tiem po. Inclinó la cabeza, agachándose para besarm e tiernam ente, y
entonces su cuerpo se tensó y em puj ó hasta estar dentro de m í con un
pequeño y lento m ovim iento. Cuando retrocedió, m e m ordí el labio
incóm oda; cuando volvió a penetrarm e, cerrélosojosporeldolorymis-
muslosapretaroncon másfuerzassuscaderas,y m e besó denuevo.
—Míram e —susurró él.
Cuando abrí los oj os, volvió a penetrarm e y y o solté un grito
por la m aravillosa sensación ardiente que m e causaba. Una vez que
m e relaj é, el movimientodesucuerpocontraelmíosevolviómásrítmico.
Elnerviosismoque había sentido al principio había desaparecido, y Travis
agarraba m i cuerpo com o si no pudiera saciarse. Lo atraj e hacia m í, y
gim ió cuando la sensación se volvió dem asiadointensa.
—Te he deseado durante tanto tiem po, Abby. Eres todo lo que quiero
—m e susurró contra la boca.
Me cogió el m uslo con una m ano y se levantó sobre el codo unos
centím etros por encim a de m í. Una fina capa de sudor em pezó a gotear
sobre nuestra piel, y arqueé la espalda m ientras él recorría m i m andíbu-
la con los labios y seguía en línea recta cuello abaj o.
—Travis —suspiré.
Cuando pronuncié su nom bre, apretó su m ej illa contra la m
ía y sus m ovim ientos se volvieron m ás rígidos. Los ruidos que em
itía su garganta se volvieron m ás fuertes hasta que, al final, m e penetró
una últim a vez, gim iendo y estrem eciéndose sobre mí.
Al cabo de unos pocos segundos, se relaj ó y su respiración se volvió
m ás lenta.
—Menudo prim er beso —dij e con una expresión cansada y satisfecha.
Escrutó m i cara y sonrió.
—Tu últim o prim er beso.
Estaba dem asiado im presionada para replicar. Se dej ó caer a m i
lado boca abaj o, con un brazo sobre m i cintura y apoy ando la frente en
m i m ej illa. Acaricié la piel desnuda de su espalda con los dedos hasta
que oí que su respiración se volvíaregular.
Me quedé allí tum bada durante horas, escuchando la respiración pro-
funda de Travis y el silbido del viento que hacía tam balear los árboles
en el exterior. Am erica y Shepley abrieron la puerta principal en silen-