Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 146

intim idad que ofrecía el lateral del edificio. —No pretendía que la atención volviera a recaer sobre ti. Sé que odias eso. —Pues podrías haberte lim itado a llam arm e si querías hablar —dij e. Él asintió sin levantar la m irada del suelo. —No pensaba ir a buscarte a la cafetería. He visto todo el follón y después a ti, y sim plem ente he entrado. Lo siento. —Esperé a que si- guiera hablando—. No sé qué ha pasado entre tú y Travis. No es asunto m ío…, al fin y al cabo, tú y y o solo hem os salido unas cuantas veces. Al principio estaba disgustado, pero después m e di cuenta de que no m e m olestaría si no albergara sentim ientos hacia ti. —No m e acosté con él, Parker. Solo m e suj etó el pelo en su lavabo m ientras y o vom itaba todo el tequila que había bebido. En eso consistió todo el romanticismo. Soltó una carcaj ada. —No creo que podam os tener una oportunidad de verdad…, no m ientras sigas viviendo con Travis. La verdad, Abby, es que m e gustas. No sé por qué, pero no puedo dej ar de pensar en ti. —Sonreí y m e co- gió de la m ano, recorriendo m i pulsera con el dedo—. Probablem ente te asusté con este regalo ridículo, pero nunca antes había estado en una situación así. Siento que tengo que com petir constantemente con Travis por tu atención. —No m e asustaste con la pulsera. Apretó los labios. —Me gustaría volver a invitarte a salir dentro de un par de sem anas, cuando se hay a acabado tu m es con Travis. Entonces, podrem os con- centrarnos en conocernosmutuamentesindistracciones. —Me parece bien. Se inclinó hacia delante y, con los oj os cerrados, j untó sus labios con los m íos. —Te llam aré pronto. Yo le dij e adiós con la m ano; después volví a la cafetería y, cuando pasé j unto a Travis, m e cogió y m e sentó en su regazo. —¿Y bien? ¿Es difícil rom per? —Quiere intentarlo de nuevo cuando vuelva a Morgan. —Mierda, ahora tengo que pensar en otra apuesta —dij o, tirando del plato que tenía delante de m í.