Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 143

la entrada de la cafetería. Él m e levantó la barbilla. —Todo saldrá bien. Creo firm em ente en ese rollo de que todo pasa por una razón. Viniste aquí, Am erica conoció a Shep, descubristeis el Círculo y algo que tienes puso el m undo de Travis Maddox patas arriba. Piénsalo —dij o, antes de plantarm e un fugaz beso en los labios. —¡Eh! —dij o Travis. Me cogió por la cintura, m e levantó del suelo y volvió a dej arm e en el suelo detrás de él—. ¡Pensaba que contigo no tendría que preocuparm e de esa m ierda, Finch! ¡Écham e una m ano! —dij o brom eando. Finch se apoy ó en Travis y m e guiñó un oj o. —Hasta luego, Cookie. Cuando Travis se volvió a m irarm e, su sonrisa se desvaneció. —¿A qué viene ese ceño fruncido? Sacudí la cabeza e intenté dej ar que la adrenalina siguiera su curso. —Es que no m e gusta ese m ote. Me trae m uy m alos recuerdos. —¿Algún apodo cariñoso del j oven m inistro? —No —gruñí. Travis se dio un puñetazo en la palm a de la m ano. —¿Quieres que vay a a patearle el culo a Finch? ¿Que le dé una lección? Puedo dej arlo hecho trizas. No pude evitar sonreír. —Si quisiera hacer trizas a Finch, sim plem ente le diría que Prada se ha declarado en quiebra, y él m ism o acabaría el trabaj ito por m í. Travis se rio y señaló la puerta. —¡Vam os! Aquí m e estoy consum iendo. Nos sentam os j untos en la m esa y j ugueteam os dándonos pellizcos y codazos suaves. Travis estaba de tan buen hum or com o la noche que perdí la apuesta. Todos los que se hallaban en la m esa se fij aron y, cuan- do inició una m inipelea de com ida conm igo, atraj o la atención de los que estaban sentados en las m esas de alrededor. Puse los oj os en blanco. —Me siento com o un anim al en el zoo. Travis m e observó durante un m om ento, se fij ó en quienes nos m iraban y entonces se levantó. —I CAN’T!—gritó.