Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 14

yo quería causar: Abby Abernathy, seria y vestida de cachemira. Dejé la mochila en el suelo y me derrumbé en la silla antes de aga- charme para sacar mi portátil del bolso. Cuando me incorporé para dejar- lo en la mesa, Travis se sentó a la mesa de al lado. –Bien. Puedes tomar apuntes por mí –dijo. Mordió el boli que llevaba en la boca y lució su mejor sonrisa. Lo miré con desprecio. –Ni siquiera estás en esta clase. –Cómo que no. Suelo sentarme allí, al fondo –dijo, señaló con la ca- beza la fila de arriba. Un pequeño grupo de chicas me miraba fijamente y vi una silla vacía en medio. –No voy a tomar apuntes por ti –aclaré mientras encendía el portátil. Travis se inclinó de tal manera que tal manera que podía sentir su aliento sobre mi mejilla. –Lo siento… ¿He dicho algo que te ofenda? –Suspiré y negué con la cabeza–. Entonces, ¿qué problema tienes? Mantuve la voz baja. –No voy a acostarme contigo. Deberías dejarlo ya. Una sonrisa cruzó lentamente su cara antes de hablar. –No te he pedoido que te acostaras conmigo. –Se quedó pensando, mirando fijamente el techo–. ¿Verdad? –No soy un clon de Barbie o una de tus grupies de allí –le dije mien- tras echaba un vistazo a las chicas de atrás–. No me impresionas con tus tatuajes, tus encantos o tu indiferencia estudiada. ¿Por qué no dejas ya tus numeritos? –De acuerdo, Paloma. –Era totalmente inmune a mis cortes–. ¿Por qué no te vienes con America esta noche? Me reí de su petición, pero él se acercó más. –No intento pillar cacho contigo, solo quiero pasar el rato. –¿Pillar cacho? ¿Cómo consigues acostarte con alguien si le hablas de esta manera? Travis se echó a reír, sacudiendo la cabeza. –Ven y ya está. Ni siquiera flirtearé contigo, te lo prometo. –Me lo pensaré. El profesor Chaney entró pausadamente, y Travis volvió la mirada al frente del aula. Una sonrisa esbozada, que permanecía en su rostro, le