Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 138

Apoy ó la m ej illa contra m i pelo. No sabía qué responder. Travis parecía haber dicho todo lo que necesitaba, así que nos quedam os allí sentados en silencio. De vez en cuando, Travis m e apretaba con m ás fuerza contra él. Yo le agarré de la cam iseta, sin saber de qué otro m odo podía hacer que se sintiera mejor,ademásdedejándolequemeabraz ara. Cuando el sol em pezó a ponerse, oí un débil golpe en la puerta. —¿Abby ? —La voz de Am erica sonaba tenue al otro lado de la m adera. —Entra, Mare —respondió Travis. Am erica entró con Shepley, y sonrió al vernos el uno en brazos del otro. —Íbam os a salir a com er algo. ¿Os apetece ir al Pei Wei? —Uf… ¿Asiático otra vez, Mare? ¿De verdad? —preguntó Travis. Sonreí. Volvía a ser el de siem pre otra vez. Am erica tam bién se había dado cuenta. —Sí, de verdad. ¿Venís o no, chicos? —Me m uero de ham bre —dij e. —Claro, no llegaste a com er nada al m ediodía —dij o él, frunciendo el entrecej o. Se levantó, arrastrándom e con él. —Venga, vam os a que com as algo. Travis siguió rodeándom e con el brazo y no m e soltó hasta que estu- vim os en la barra del Pei Wei. En cuanto Travis se fue al lavabo, Am erica se acercó a m í. —¿Y bien? ¿Qué te ha dicho? —Nada —respondí. Enarcó una cej a. —Habéis estado en su habitación durante dos horas ¿y no te ha dicho nada? —Norm alm ente no lo hace cuando está tan enfadado —dij o Shepley. —Tiene que haber dicho algo —insistió Am erica. —Dij o que perdió un poco los estribos por defenderm e y que no le dij o la verdad a Parker cuando estuvo en el apartam ento. Eso es todo —dij e, m ientras corregí el punto de sal y pim ienta. Shepley sacudió la cabeza, con los oj os cerrados. —¿Qué pasa, cariño? —preguntó Am erica, que estaba sentada m ás