e, citándolo.
Levantó las cej as y después m e acercó a él con am bos brazos,
todavía m irando por laventana.
—Paso m ucho tiem po m irándote dorm ir. ¡Siem pre pareces tan en
paz! Yo no tengo ese tipo de paz. Tengo ira y rabia hirviendo dentro de
m í, excepto cuando te observo dorm ir. Eso es lo que estaba haciendo
cuando Parker entró —prosiguió él
—. Yo estaba despierto y él entró, y sim plem ente se quedó ahí con esa
m irada horrorizada en su cara. Sabía lo que pensaba, pero no lo saqué de
su error. No se lo expliqué porque quería que pensara que había pasado
algo. Ahora todo el mundopiensaqueestuvisteconlosdoslamismanoche.
Toto se abrió cam ino con el hocico en m i regazo, y le rasqué detrás
de las orej as. Travis alargó la m ano para acariciarlo una vez, y después
dej ó su m ano sobre la mía.
—Lo siento.
Me encogí de hom bros.
—Si se cree todo ese cotilleo, es cosa suy a.
—Es difícil que piense otra cosa después de vernos j untos en la cama.
—Sabe que estoy instalada en tu casa. Y estaba totalm ente vestida,
por Dios santo.
Travis suspiró.
—Probablem ente estaba dem asiado cabreado para darse cuenta. Sé
que le gustas, Palom a. Debería habérselo explicado. Te lo debía.
—No im porta.
—¿No estás enfadada? —preguntó él, sorprendido.
—¿Por eso estás tan disgustado? ¿Pensabas que m e enfadaría contigo
cuando medijeraslaverdad?
—Deberías estarlo. Si alguien por su cuenta y riesgo hundiera m i
reputación, estaría un poco cabreado.
—Pero si a ti te dan igual las reputaciones. ¿Qué ha pasado con el
Travis al que le im porta una m ierda lo que piense todo el m undo? —dij
e para hacerlo rabiar, m ientras le daba un suavecodazo.
—Eso fue antes de que viera la m irada que pusiste cuando oíste lo
que todo el m undo decía. No quiero que te hieran por mi culpa.
—Nunca harías nada que m e hiriera.
—Antes m e cortaría el brazo —suspiró él.