Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 135

—Venga, vám onos. No perdió ni un m inuto en m eterm e en su coche. Cuando lo puso en m archa, la cogí de la m uñeca. —¡Espera! ¿Adónde vam os? —A casa de Shep. No quiero que esté a solas con Travis. ¿No lo has visto? Ese tío ha perdido totalm ente el control. —Bueno, ¡pues y o tam poco quiero estar cerca de él! Am erica m e m iró con incredulidad. —Obviam ente, le pasa algo. ¿No quieres saber qué es? —Mi instinto de supervivencia prevalece sobre m i curiosidad en este punto, Mare. —Lo único que lo detuvo fue tu voz, Abby. Te escuchará. Tienes que hablar conél. Suspiré y le solté la m uñeca, dej ándom e caer sobre el respaldo de m i asiento. —Está bien, vam os. Fuim os hasta el aparcam iento, y Am erica reduj o la velocidad para detenerse entre el Charger de Shepley y la Harley de Travis. Se encam inó hacia las escaleras, llevándose las m anos a las caderas con un toque de su propio estilo dramático. —¡Vam os, Abby ! —gritó Am erica, haciéndom e gestos para que la siguiera. Aunque dubitativa, finalm ente la seguí, pero m e detuve cuando vi a Shepley correr escaleras abaj o y decirle algo en voz baj a a Am erica al oído. Me m iró, sacudió la cabeza y volvió a susurrarle algo. —¿Qué pasa? —pregunté. —Shep… —em pezó a decir inquieta—, Shep cree que no es m uy buena idea que entrem os. Travis continúa bastante enfadado. —Quieres decir que cree que y o no debería entrar —dij e. Am erica se encogió de hom bros tím idam ente y después m iró a Shepley, que m e tocó el hom bro. —No has hecho nada m alo, Abby, pero… no quiere verte ahora m ism o. —Si no he hecho nada m alo, ¿por qué no quiere verm e? —No estoy seguro; no quiere decírm elo. Me parece que le avergüen- za haber perdido los estribos delante de ti.