Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 134

—Será m ej or que lo dej es y a, Chris —le avisó Shepley. —Si no piensas acostarte con ella, ¿te im porta si lo hago y o? —dij o Chris, riéndose j unto con sus com pañeros de equipo. Me ardía la cara por la vergüenza, pero entonces Am erica m e gritó al oído; Travis había dado un salto desde su asiento. Se lanzó por encim a de la m esa, cogió a Chris por la garganta con una m ano, y le agarró con el puño por la cam iseta. Deslizó al chico por encim a de la m esa, m ientras se oía el ruido de docenas de sillas arrastrándose por el suelo de la gente que se levantaba para m irar. Travis le golpeaba una y otra vez en la cara, y su codo se elevaba en el aire antes de asestar cada golpe. Lo único que Chris podía hacer era taparse la cara con las manos. Nadie tocó a Travis. Estaba fuera de control, y su reputación disuadía a cualquiera de entrom eterse. Los j ugadores de fútbol am ericano se agachaban y ponían m uecas de dolor m ientras observaban cóm o ataca- ban a su com pañero sin piedad en el suelo de baldosas. —¡Travis! —grité, m ientras rodeaba la m esa. Cuando estaba a punto de asestarle otro golpe, Travisdetuvo su puño y,después, soltó la cam iseta de Chris y lo dej ó caer al suelo.Jadeaba cuandosevolvió a m irarm e; nunca lo había visto con un aspecto tan ate- rrador.Traguésalivayretrocedíun paso, cuando élmegolpeó enelhombro alpasarjunto amí. Di un paso para seguirlo, pero Am erica m e cogió del brazo. Shepley le dio un beso rápido, y después siguió a su prim o al exterior. —Joder —susurró Am erica. NosvolvimosyvimosaloscompañerosdeChrisrecogerlodelsuelo;nopu de evitar estrem ecerm e al ver su cara roj a e hinchada. Le sangraba la nariz, y Brazil le dio una servilleta de lam esa. —¡Ese loco hij o de puta! —gruñó Chris, sentándose en la silla y tapándose la cara con la m ano. Entonces m e m iró—. Lo siento, Abby, solo estaba brom eando. No sabía qué responder. Nadie podía explicar qué había pasado m ás que él. —Para que lo sepas, no se acostó con ninguno de los dos —dij o Am erica. —Nunca sabes cuándo cerrar el pico, Jenks —dij o Brazil, asqueado. Am erica m e cogió del brazo.