Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 129

y y o sonreí adm irando un buen trabaj o. Travis estaba de pie en el um bral de la puerta; sonreíamientrasyomeabríapasodentrodelapartamento. —Y vivieron felices para siem pre —dij o Travis, cerrando la puerta detrás de m í. Me derrum bé en el sofá, y él se sentó a m i lado y puso m is piernas sobre su regazo. —¿Qué quieres hacer hoy, Palom a? —Dorm ir. O descansar… o dorm ir. —¿Puedo darte tu regalo prim ero? Le di un em puj ón en el hom bro. —¿Qué dices? ¿Me has com prado un regalo? Su boca dibuj ó una sonrisa nerviosa. —No es una pulsera de diam antes, pero pensé que te gustaría. —Me encantará, y a lo sé. Me levantó las piernas y desapareció en el dorm itorio de Shepley. Enarqué una cej a, le oí m urm urar y después apareció con una caj a. Se sentó en el suelo a mispies,encuclillasdetrásdelacaja. —Date prisa. Quiero que te sorprendas —dij o sonriendo. —¿Que m e dé prisa? —pregunté, al tiem po que levantaba la tapa. Me quedé boquiabierta cuando un par de grandes oj os negros se quedaron mirándome. —¿Un cachorro? —grité, m etiendo las m anos en la caj a. Levanté al cachorrito oscuro de pelo rizado a la altura de la cara y m e cubrió la boca de besos cálidos y húmedos. La cara de Travis se ilum inó, triunfal. —¿Te gusta? —¿Que si m e gusta? ¡Me encanta! ¡Me has com prado un cachorro! —Es un Cairn Terrier. Tuve que conducir tres horas para recogerlo el j ueves después de clase. —Así que cuando dij iste que te ibas con Shepley a llevar su coche al taller… —Fuim os a por tu regalo —asintió él. —No para de m overse —dij e riéndom e. —Toda chica de Kansas necesita un Toto —dij o Travis, ay udán- dom e a suj etar la bolita de pelos en m iregazo. —¡Sí que se parece a Toto! Así lo llam aré —dij e, frunciendo la nariz