Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 128

—Tienes que haberte esforzado m ucho para distinguirte de tu padre. ¡Esa es la única razón por la que te estás planteando estar con Parker! Es com pletam ente opuesto a Mick y, sin em bargo, crees que Travis te va a devolver exactam ente al punto del que partías. No es como tu padre, Abby. —No he dicho que lo fuera, pero m e está poniendo en la posición precisa para que siga suspasos. —Travis no te haría eso. Creo que no valoras lo m ucho que significas para él. Si tan solo le dij eras… —No. No lo dej am os todo atrás para que todo el m undo m e m ire aquí com o lo hacían en Wichita. Centrém onos en el problem a que nos aprem ia. Shep te está esperando. —No quiero hablar de Shep —dij o ella, reduciendo la velocidad para detenerse en un semáforo. —Está hecho polvo, Mare. Te quiere. Se le llenaron los oj os de lágrim as y le tem bló el labio inferior. —Me da igual. —Eso no es cierto. —Lo sé —gim oteó ella, apoy ándose en m i hom bro. Lloró hasta que cam bió la luz del sem áforo y, entonces, le di un beso en la frente. —Está verde. Ella se enderezó y se secó la nariz. —He sido bastante borde antes con él. No creo que ahora quiera hablar conmigo. —Claro que sí. Sabía que estabas enfadada. Am erica se lim pió la cara y dio m edia vuelta. Me preocupaba que m e costara m ucho esfuerzo conseguir que entrara conm igo, pero Shepley se lanzó escaleras abaj o antes de que ella apagara el motor. Abrió de un golpe la puerta del coche y tiró de ella para sacarla de él. —Lo siento m ucho, nena. Debería haberm e m etido en m is propios asuntos. Por favor…, por favor, no te vay as. No sé qué haría sin ti. Am erica le cogió la cara entre las m anos y sonrió. —Eres un tonto arrogante, pero aun así te quiero. Shepley la cubrió de besos, com o si no la hubiera visto en m eses,