Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 125

—Siento no haberm e ido contigo. —Estabas fuera de com bate, Abby —observó displicente. —¿Por qué no vienes a recogerm e? Así hablam os. Oí su respiración al otro lado del teléfono. —No sé. No m e apetece nada verlo. —Entonces le diré que se quede dentro. Después de una larga pausa, oí el tintineo de unas llaves de fondo. —Muy bien. Estaré allí dentro de un m inuto. Entré en el com edor y m e eché el bolso al hom bro. Los dos chicos m e m iraron abrir la puerta y esperar a Am erica, y Shepley m e m iraba de soslay o desde el sofá. —¿Va a venir? —No quiere verte, Shep. Le dij e que te quedarías dentro. Él soltó un suspiro y se dej ó caer en el coj ín. —Me odia. —Hablaré con ella. Será m ej or que em pieces a pensar en una dis- culpa genial. Diez m inutos después, tocaron dos veces el claxon de un coche y cerré la puerta detrás de m í. Cuando llegué al final de las escaleras, Shepley salió corriendo tras de m í hacia el Honda roj o de Am erica y se encorvó para verla a través de la ventanilla. Me detuve en seco y m e quedé viendo cóm o Am erica lo despreciaba, m anteniendo en todo m om ento la m irada fij a en el centro. Baj ó la ventanilla; Shepley parecía estar dándole explicaciones y después em pezaron a discutir. Volví al interior para darles algo deprivacidad. —¿Palom a? —dij o Travis, corriendo escaleras abaj o. —No tiene buena pinta. —Dej a que aclaren las cosas. Entra —pidió entrelazando sus dedos con los m íos y llevándom e escalerasarriba. —¿Tan grave fue la discusión? —pregunté. Él asintió. —Sí, bastante. Aunque j usto ahora están saliendo de su fase de luna de m iel, así que losolucionarán. —Teniendo en cuenta que nunca has tenido una novia, pareces saber bastante sobre relaciones. —Tengo cuatro herm anos y un m ontón de am igos —dij o riéndose para sí. Shepley irrum pió en trom ba en el apartam ento y cerró la puerta