Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 119

—No puedo quedarm e m ucho tiem po. Me voy m añana tem prano a un viaj e de caza con m i padre. —Pues m e alegro de que m i fiesta fuera esta noche, o no habrías podido venir m añana —dije, sorprendida al oír sus planes. Me sonrió y m e cogió de la m ano. —Habría procurado volver a tiem po. Lo arrastré hasta la encim era, cogí otro vaso de chupito y acabé con él, dej ándolo boca abaj o sobre la encim era com o había hecho con loscinco anteriores. Brazil m e dio otros veinte dólares, y m e fui bailando al salón. Travis m e cogió, y bailam os con Am ericay Shepley. Shepley m e dio una palm ada en el culo. —¡Uno! Am erica m e dio otro azote en el trasero, y entonces toda la fiesta se unió, excepto Parker. Cuando llegam os al decim onoveno, Travis se frotó las m anos. ¡Mi turno! Me froté el trasero. —¡Ve con cuidado! ¡Tengo el culo dolorido! Con una sonrisa traviesa, levantó la m ano hacia atrás por encim a del hom bro. Cerré con fuerza los oj os. Al cabo de unos segundos, m iré hacia atrás de reoj o. Justo antes de llegar a tocarm e con la m ano, se detuvo y m e dio una suave palmadita. —¡Diecinueve! —exclam ó. Los invitados lo vitorearon, y Am erica inició una versión de borra- chos del Cumpleaños feliz. Me reí a carcaj adas cuando llegó la parte en que decían m i nom bre y la habitación entera cantó « Palom a». Otra canción lenta sonó en el equipo de m úsica, y Parker m e con- duj o a la im provisada pista de baile. No tardé m ucho en darm e cuenta de por qué no bailaba. —Lo siento —dij o él, después de pisarm e los dedos de los pies por tercera vez. Apoy é la cabeza en su hom bro. —Lo estás haciendo bien —m entí. Apretó los labios contra m i sien. —¿Qué haces el lunes por la noche? —¿Cenar contigo?