Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 117

Brazil subió el volum en de la m úsica y todo el m undo gritó. —¡Ven aquí, Abby ! —dij o él, dirigiéndose hacia la cocina. Puso en fila unos vasos de chupitos sobre la encim era y sacó una botella de tequila del bar—. Feliz cum pleaños de parte del equipo de fútbol, nena. —Sonrió m ientras llenaba cada vasito hasta arriba de Patron—. Así ce- lebram os los cum pleaños nosotros: si cum ples diecinueve, te sirven diecinueve chupitos. Puedes bebértelos o dárselos a alguien,perocuanto smásbebas,másdeestosconseguirás—dijo,mientras agitaba un puñado de billetes deveinte. —¡Oh, Dios m ío! —grité. —¡Bébetelos todos, Palom a! —dij o Travis. Miré a Brazil, suspicaz. —¿Me darás un billete de veinte por cada chupito que m e beba? —Exactam ente, peso plum a. A j uzgar por tu tam año, m e atreveré a decir que acabarem os perdiendo solo sesenta pavos al final de la noche. —¡Repasa esos cálculos, Brazil! —dij e, m ientras cogía el prim er vaso, m e lo llevaba a los labios, echaba la cabeza hacia atrás para vaciar- lo y, después, m e lo pasaba a la otra m ano. —¡Joder! —exclam ó Travis. —Qué asco, Brazil —dij e, lam iéndom e las com isuras de la boca—. Has echado Cuervo, y no Patron. La sonrisa petulante de la cara de Brazil desapareció, m ovió la cabe- za de un lado a otro y se encogió de hom bros. —Ve a por él, pues. Tengo las carteras de doce j ugadores de fútbol que dicen que no podrás ni con diez. Fruncí los oj os. —Doble o nada a que puedo beberm e quince. —¡Eh! —gritó Shepley —. ¡Sería m ej or que no acabaras hospitali- zada el día de tu cum pleaños, Abby ! —Puede hacerlo —dij o Am erica, m ientras m iraba fij am ente a Brazil. —¿Cuarenta pavos el chupito? —dij o Brazil, con m irada insegura. —¿Tienes m iedo? —¡Dem onios! ¡No! Te pagaré veinte dólares por chupito, y cuando llegues a quince duplicaré el total. —Así celebram os los de Kansas los cum pleaños —dij e, antes de engullir otro chupito.