Maravilloso desastre Maravilloso Desastre | Page 110

—Palom a —dij o, m ientras suj etaba la puerta que y o le había ce- rrado en la cara. Lentam ente, la em puj ó hasta abrirla y se quedó de pie delante de m í esperando que lo increpase m ovida por m i ira. —¿Recuerdas algo de lo que m e dij iste anoche? —pregunté. —No. ¿Por qué? ¿Me com porté com o una rata? —En sus oj os iny ectados en sangre se leía la preocupación, lo que solo servía para m ulti- plicar m i m al hum or. —¡No, no fuiste un rata conm igo! Tú…, nosotros… —m e tapé los oj os con las m anos y luego m e quedé helada cuando sentí la m ano de Travis en la muñeca. —¿De dónde ha salido esto? —dij o, m irando airado la pulsera. —Es m ía —dij e separándom e de él. No apartaba los oj os de m i m uñeca. —Nunca antes la había visto. Parece nueva. —Lo es. —¿De dónde la has sacado? —Parker m e la dio hace unos quince m inutos —dij e, viendo cóm o su cara pasaba de la confusión a la rabia. —¿Qué coño hacen aquí las cosas de ducha? ¿Ha pasado la noche aquí? — preguntó, elevando la voz con cada pregunta. Me crucé de brazos. —Fue a com prar algo por m i cum pleaños esta m añana y lo traj o. —Todavía no es tu cum pleaños. —Se le puso la cara de color roj o oscuro mientrasintentabamantenerlosnerviosbajocontrol. —No podía esperar —dij e, levantando el m entón con orgullo tenaz. —No m e extraña que tuviera que sacarte a rastras de su coche, parece com o si estuvieras… —Fue baj ando la voz y apretando loslabios. Entrecerré los oj os. —¿Qué? ¿Com o si estuviera qué? Se le tensaron las m andíbulas y respiró profundam ente, exhalando por la nariz. —Nada. Todavía estoy cabreado e iba a decir algo repugnante que en realidad nopienso. —Eso no te pasaba antes. —Lo sé. Eso m ism o estaba pensando —dij o, m ientras cam inaba