y luego se relaj ó, estrechándome fuerte contra él.
Le m iré a los oj os y sonreí.
—Gracias por organizar m i fiesta de cum pleaños. ¿Puedo aceptar la
invitación para cenar otrodía?
Un m ontón de em ociones se m ostraron en la cara de Travis, y lue-
go las com isuras de su boca se curvaron haciaarriba.
—¿Mañana?
Lo abracé y dij e con una gran sonrisa:
—Pues claro. —Me despedí con una m ano m ientras Parker m e
agarraba la otra.
—¿Qué pasaba? —preguntó Parker.
—No nos hem os llevado m uy bien últim am ente. Esa ha sido m i
versión de hacer las paces con una ram a de olivo.
—¿Debería preocuparm e? —preguntó abriendo la puerta de m i casa.
—No. —Le besé la m ej illa.
Durante la cena, Parker habló sobre Harvard, la Casa y sus planes de
buscar unapartamento.Suscejasseenarcaron.
—¿Te acom pañará Travis a la fiesta de cum pleaños?
—No estoy m uy segura. No ha dicho nada sobre eso.
—Si a él no le im porta, m e gustaría ser y o quien te llevara. —Me
cogió la manoenlassuyasymebesólosdedos.
—Le preguntaré. La idea de la fiesta fue suy a, así que…
—Entiendo. Si no, sim plem ente te veré allí. —Sonrió.
Parker m e llevó al apartam ento y se detuvo en el aparcam iento.
Cuando se despidió besándom e, sus labios perm anecieron en los m íos.
Subió la palanca del freno de m ano m ientras sus labios iban a lo largo
de m i m andíbula hasta alcanzar m i orej a, y luego baj aron a lo largo de
m i cuello. Me pilló desprevenida y suspiré suavem ente com o respuesta.
—Eres tan bonita… —susurró—. He estado trastornado toda la noche
con ese pelo recogido que dej a a la vista tu cuello.
Me acribilló el cuello con besos y y o exhalé un m urm ullo con m i
aliento.
—¿Por qué has tardado tanto? —Sonreí, m ientras levantaba m i m
entón para darle m ej or acceso.
Parker se centró en m is labios. Me agarró la cara y m e besó con m ás
firm eza de lo habitual. No había m ucho sitio en el coche, pero aprove-