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Desde que America había conocido a Shepley en la sesión de orientación del
primer curso, solía acompañarlo a las peleas clandestinas que tenían lugar en los
diversos sótanos de la Universidad de Eastern. Cada evento se llevaba a cabo en un
lugar diferente y se mantenía en secreto hasta una hora antes de la pelea.
Como me movía en un entorno bastante más tranquilo, me sorprendió saber
de un mundo clandestino en Eastern; pero Shepley lo conocía incluso antes de
haberse matriculado. Travis, compañero de habitación y primo de Shepley,
participó en su primera pelea hacía siete meses. Se decía que él, ya como estudiante
de primer año, había sido el rival más letal que Adam había visto en los tres años
desde que había creado el Círculo. Al empezar el segundo curso, Travis era
invencible, de modo que las ganancias le permitían pagar sin problemas con su
primo el alquiler y las facturas.
Adam se llevó nuevamente el megáfono a los labios; el ajetreo y los gritos
aumentaron a un ritmo febril.
—¡Esta noche tenemos a un nuevo adversario! El luchador y estrella del
equipo universitario de Eastern, ¡Marek Young!
Las ovaciones continuaron y la multitud se separó como el mar Rojo cuando
Marek entró en la sala. Se formó un espacio circular; la turba silbó, abucheó y se
burló del rival. Él daba brincos, sacudía el cuello de un lado a otro; tenía el rostro
serio y concentrado. La multitud se calmó con un sordo rugido, y luego me llevé
las manos a los oídos cuando la música retumbó por los gra