núm. 62 ·
El Jardín
Carlos Roque García Pirsch
El viejo Kiosco quedaba
en el centro de la Plaza;
la gente ahí se juntaba
conformando una argamasa,
no había distinción alguna
ni de credo, ni de raza.
En noches de serenata
todo el pueblo convivía,
mientras tocaban las tandas
la gente se divertía.
Entre canción y canción
reventaba la alegría,
pues, la banda de la C.R.O.M
sus melodías ofrecía.
Los instrumentos de viento
que “Chuy” Alcaraz dirigía,
y los valses y las marchas
él también las componía,
como aquella pieza afamada
llamado el Vals “Sentimiento”.
La noche se disfrutaba,
los pesares se olvidaban
las horas pasaban pronto,
y en eso mucho ayudaba
la vieja refresquería,
que llena siempre se hallaba,
pues casi todos querían
los raspados de guayaba
y de frutas, preparados
que mucho se disfrutaba
(también los cocos helados)
La brisa de su amplia fuente
a los paseantes bañaba;
los chorros de agua llegaban
a quien estuviera enfrente,
también a los comensales
que se hallaban en la orilla
de tan famosas sombrillas
Ahora, ¡cuánto daría¡
por descansar en sus sillas.
Los chamacos brincoteaban
en torno a tan bella fuente,
y jugando se aventaban
en una lucha imprudente.
La ropa se les mojaba,
reían sin ningún pendiente.
-nadie les decía nadaporque -¿A quién no le gustaba
quitarse el calor candente
que hacia ahí, casi siempre?
Las muchachas al pasar
sus faldas se recogían,
su gracia sobresalía,
y casi nunca iban solas,
preciosas que se veían;
unas iban para el mar
a bañarse entre las olas,
otras iban al Vigía
de paseo para observar
nuestras hermosas bahías
y otras más a caminar
a las piedras del Rompeolas.
La fuente se coronaba
con un hermoso pescado,
por el viento era orientado,
con chorros de agua bañado
como en un “fuego cruzado”.
De noche se iluminaba,
varios colores lucía,
a todo mundo gustaba:
a los que andaban en vela,
o los que iban en el día.
Quién pensaría que algún día,
esta preciosa pieza,
(obra de la artesanía)
-su perfección lo revelacon el tiempo inspiraría
para que mi ciudad se llamara
Capital Mundial del Pez Vela.
Adiós Jardín de mi tierra,
ya no te podremos ver
en mis adentros quisiera
regresarme a aquel ayer.
Mas el tiempo pasa cruel,
y aunque quisiera volver,
y estar ahí por un rato
sé que no te volveré a ver,
me conformo aunque sea
ver ese viejo retrato
que publicaron ayer,
en la página del “feis”.
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