Manzanillo Nativos 60 | Page 8

8 · núm. 60 El nativo Cuando el antiguo nativo pacífico habitaba en su poblado, era de collares de perlas artesano y pescador ferviente del océano; era un guerrero más fortificado, en este valle tan lleno de belleza, alimentándose de maíz aquí sembrado, y por las altas montañas custodiado por garzas y flamencos frecuentado. Carlos Roque García Pirsch Los templos construidos a sus dioses los habitaban los de la nobleza, que del sur, del centro y de otros lados venían a disfrutar de la belleza de sus playas y también, por su grandeza del pueblo por montañas resguardado, que por muchos fuera visitado, incas y mayas por el mar llegaron, en rutas marítimas que utilizaron allende el mar y también colonizaron y su cultura en Tzalagua nos dejaron que en tumbas tiro lo constatamos. Era su pueblo un oasis, paraíso sin igual se llamaba Coscotlán y era afamado en el tianguis de la gran Tenochtitlan, por la variedad de su riqueza: piedras preciosas, perlas del mar, caracoles, conchas, famosísimo pescado que corriendo era llevado a diario al gran mercado, y que en el tianguis era comprado por aquellos que emigraron desde Aztlán. Del maíz (en el valle cultivado) su pueblo, en general, fue alimentado con granos, aves, fruta y pescado asado, a veces con faisán y con venado, sus mujeres lo mantenían fortificado frutas, hongos y manjares muy sofisticados. De día se mantenía muy ocupado, buscando perlas y piedras preciosas, que enviaban a la gran meseta, entre otras cosas, como ofrenda para la más alta realeza, apreciadas por su calidad y su pureza, su gran tamaño y reluciente brillo, y sus perlas fueron tan famosas que las portaban la nobleza con gran brío. Pasaba su vida así, por la brisa del mar acariciado, jugando en la playa desde “escuincle”, o en el cerro cazando el gran venado, con su perro llamado xoloitzcuintle. Sin embargo, también fue codiciado, y por tribus vecinas asediado; Era feliz, todo estaba de su lado, mas sus antepasados se lo habían anticipado, -habia que estar muy preparadosse auguraba el fin de su reinado, mas él, así mismo había jurado, que jamás sería domesticado, aplacando al intruso evitaría ser molestado. Cuando por la espada y la cruz fue amenazado, y el español feroz y altivo su pueblo lo tenía sitiado, y que finalmente fuera atacado, repelió oportuno al invasor furtivo mas finalmente fue derrotado por las tribus vecinas traicio