Manzanillo Nativos 60 | Page 10

núm. 60 · 10 La profesora y su bufanda café... Faby Alochma (Cualquier parecido con la realidad bohemia inolvidable, alegre y divertida. Después de casi 30 años es mera coincidencia). de no verse, volver a convivir con n una bella Escuela de Manzaesos compañeros no es cualquier nillo, cuyo nombre no viene al cosa: Se cantó y conversó hasta las caso, una de las hacendosas profe4 de la mañana. soras tuvo a bien ponerse a tejer hermosas bufandas para regalarles Cuando a uno de ellos le pareció en navidad a sus compañeritas. que ya había sido suficiente y era Llegó el día de la posada que fue hora de irse a descansar, fue el realizada en casa de una de ellas, momento que aprovecharon totodo resultó excelente: la anfitrio- dos para agradecer y despedirse. na preparó una deliciosa cena, hu- Entonces la profesora de la bufanbo una buena conversación, ricas da café, subió los enseres que bebidas y sabrosos postres. La había llevado, como parte de su sorpresa de la noche: las lindas y comisión, a su auto, y decidió poprácticas bufandas que se obse- ner su bolsa también en la cajuela, se subió al carro y se encaminó a quiaron a las alegres maestras. casa dispuesta a descansar. Algunos días más tarde, (el 29 de diciembre de 2012 para ser exac- De repente, en el camino escuchó tos) una de las profesoras se reu- ruidos extraños y se dio cuenta nió con sus compañeros de que no había cerrado bien la caGeneración de la Secundaria, era juela. Se hizo a un lado en la aveniuna cena al aire libre en una noche da, se detuvo, y cuando se bajó del decembrina fresca, ideal para es- auto para cerrarla… que se le atotrenar la bufanda café. Fue una ra la bufanda café!!! E Estiró y estiró, tratando de llegar a la parte trasera del auto y así poder cerrar la cajuela, no pudo, regresó al auto a intentar desatorarla, pero no podía ver y encontrar en qué se había atorado, usó sus dedos intentando encontrar al tacto el lugar y la forma para retirar la bufanda de allí, pero no lo logró: un extremo estaba atorado en una palanca o gancho del asiento y el otro, después de la vuelta que tenía en su cuello, estaba atrapado entre los grandes y negros botones de la chamarra que tenía puesta, encendió la luz de la cabina del coche, quiso buscar los lentes. ¡Dios, estaban en la bolsa, y la había dejado también en la cajuela! Tenía que hacer otro intento…era de madrugada, casi [