La enseñanza de lenguas extranjeras a nivel internacional en edades tempranas
tomó auge en las dos últimas décadas del siglo XX. Apoyados de los principios del
cognitivismo y los métodos comunicativos en la enseñanza de lenguas se
desarrollaron técnicas de enseñanza que reducen la ansiedad de los niños al
aprender la lengua extranjera. Estos nuevos enfoques han permitido el
surgimiento de nuevas interrogantes sobre cómo enseñar una lengua extranjera a
niños con más efectividad.
En tal sentido, Hudelson propone la organización del currículo por tópicos,
basándose en principios de enseñanza propuestos por Piaget y Vigotsky. Es decir,
comenzar con un tema que sea relevante y de interés para los niños, a fin de que
se involucren en tareas investigativas a partir de su nivel lingüístico.
Con el proyecto de investigación “La enseñanza del inglés en edades muy
tempranas a través de los contenidos de la asignatura, El mundo en que vivimos",
dirigido por Enríquez, se demuestra la factibilidad práctica de comenzar el
aprendizaje de una lengua extranjera en edades muy tempranas, por razones
psicológicas, fisiológicas y sociales.
El aprendizaje temprano permite un mayor tiempo de maduración de todas las
habilidades lingüísticas y cognitivas que van adquiriendo los niños, quienes
gradualmente desarrollarán una conciencia metalingüística, así como las
estrategias de aprendizaje y creatividad, no solo en la lengua objeto de estudio,
sino también en otras materias en la educación elemental.
Debemos destacar que las nuevas estructuras lingüísticas que el niño adquiere
actúan como elementos facilitadores de otros aprendizajes. Es decir, para todo
nuevo contenido el aprendizaje se plantea igual. El papel del maestro es ayudar a
generar nuevos aprendizajes a partir de campos de conocimiento que los niños ya dominan, provenientes de sus
experiencias socioculturales y la adquisición de las estrategias de aprendizaje en su propia lengua materna, lo cual ayudaría al desarrollo lidades en la lengua meta.
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