el modelo social de Derechos Hu-
manos al que aspiramos.
P: ¿Qué hacer con los centros es-
peciales?
R: Reconvertirlos, transformarlos,
potenciarlos como centros de re-
cursos y apoyo, pues son impres-
cindibles para el logro de la inclu-
sión. Son centros con unos
recursos impagables (humanos,
técnicos, conocimiento, forma-
ción), fundamentales para el de-
sarrollo docente y el desarrollo
integral de todos los estudiantes
en entornos inclusivos. Deben es-
tar muy presentes, en primera lí-
nea de la estructura general del
sistema educativo, para que todos
los estudiantes y docentes se be-
neficien de esa excelencia que po-
seen, pero sus actuaciones deben
centrarse en entornos comunes e
inclusivos para todas las personas.
inclusión. Hasta que eso no ocurra,
tendremos marcos normativos des-
conectados de realidad práctica.
“El sistema debe
dotar al docente
de todos los
elementos, apoyos
y recursos que
necesite para
llevar a cabo
su desarrollo
profesional de
forma segura y
óptima”
Desde las premisas del modelo
de educación inclusiva siguen te-
niendo el mismo desarrollo com-
petencial a excepción de la esco-
larización. El sistema actual no
trata con equidad a todos los es-
tudiantes. Mantener al alumnado en entornos educa-
tivos separados supone establecer en el imaginario
colectivo de la sociedad que existen personas de se-
gunda. Una de las claves de la educación inclusiva es
ofrecer espacios de convivencia, de compartir, que
generen un desarrollo social que incluya a todas las
personas con independencia de sus “diferencias” de
partida.
P: ¿Necesitamos políticas educativas que de ver-
dad den importancia a este derecho educativo?
R: Absolutamente. Para implementar con éxito y ga-
rantizar el derecho a la educación inclusiva es impres-
cindible contar con voluntad política. Es una de las cla-
ves para la transformación real hacia el modelo de
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mama
• ABRIL 2019
P: ¿En qué punto dirías que esta-
mos actualmente con respecto a
la educación inclusiva?
R: Actualmente nos encontramos
en proceso. Un proceso lento. No
podemos olvidar que cualquier
cambio cuesta mucho; más aún
cuando se trata de transformar no
sólo la estructura educativa sino
las barreras mentales, propias del
desconocimiento, la incertidum-
bre y la indefensión aprendida. En
muchas ocasiones estos aspectos
son los más difíciles de combatir y
los que ralentizan el avance de la
educación inclusiva.
P: ¿Cuáles dirías que son los prin-
cipales déficits que tiene el siste-
ma educativo español en cuanto
a la garantía de una educación
inclusiva de calidad?
R: Se trata de una variedad de ele-
mentos. En primer lugar, déficits a
nivel normativo. Nos encontramos
con un reconocimiento formal,
pero vacío de contenido, por dos
motivos: porque no existe una definición, ni una ex-
posición de presupuestos, ni una aclaración de pro-
cedimientos, que contribuya a lograr su implementa-
ción real y efectiva; y porque existe desconexión
entre las normas del ámbito de discapacidad y las
normas del ámbito educativo. Esto nos lleva a no te-
ner un mecanismo legal coherente, encontrándonos
con un sistema educativo que no garantiza un dere-
cho. Y un marco legal que desconoce las bases de la
pedagogía para aplicarlo.
En segundo lugar creo que hay una confusión con-
ceptual. A pesar de que este concepto está perfec-
tamente asentado, y ya es habitual oír hablar de él
en distintos foros, es un término confuso lo que pro-