voca malas prácticas, subjetividad
y relatividad que priva del carác-
ter científico y rigurosidad a la
educación inclusiva, y situaciones
de desigualdad e inseguridad jurí-
dica y social, ya que se establece-
rían diferentes niveles de inclu-
sión, en función del tratamiento o
concepción al respecto.
Por último, a nivel educativo hay
incoherencia de las medidas de
atención a la diversidad con respec-
to a las premisas de la inclusión;
desnaturalización de la evaluación
psicopedagógica; se mantiene un
sistema de escolarización paralelo:
centro ordinario-centro especial; in-
suficiencias en el currículo; escasez
de formación y dotación de recur-
sos y apoyos para el profesorado; e
irregularidad en el tránsito de eta-
pas educativas.
ción y la dotación de recursos y
apoyos. Y por supuesto, cambiar
el concepto de lo que hasta ahora
supone atender a la diversidad de
los estudiantes.
“Desde la
perspectiva de la
inclusión todos
gozamos de
esas diferencias
o necesidades
educativas
especiales,
cada cual en un
ámbito o aspecto
diferente”
P: ¿Qué papel juegan los docen-
tes para lograr una educación in-
clusiva? No sé si tienen una for-
mación suficiente o si es otra de
las tareas pendientes…
R: Una de las conclusiones de la in-
vestigación realizada en mi tesis
doctoral mostraba a nivel empírico que los déficits
presentes en el profesorado son uno de los mayores
obstáculos para implantar un sistema educativo inclu-
sivo. Efectivamente su papel es primordial, junto al de
los orientadores, pero para desempeñar ese papel con
éxito es fundamental que los docentes se sientan se-
guros y vean las ventajas y los beneficios de acoger en
sus aulas a todos los estudiantes. También se debe
modificar e implementar cambios metodológicos ópti-
mos y adecuados a todo el alumnado. Este desarrollo
profesional supone actuar conforme a la innovación, la
equidad y la calidad.
En este sentido, para que esto ocurra el profesorado
debe sentirse seguro y para ello, la clave es la forma-
P: ¿Por dónde debería empezar
un maestro para adaptarse a la
diversidad de su aula?
R: Lo primero que debe hacer es
acogerla, entendiendo que todos
son sus estudiantes, y que él es el
docente de todos, no sólo de los
mal llamados y cada vez menos,
estudiantes
“normales”.
Esta
cuestión de partida es funda-
mental para evitar las conse-
cuencias del efecto Pigmalión
que tanto perjudican al alumna-
do.
Por supuesto, para que eso
ocurra, el sistema también debe
dotarle de todos los elementos,
apoyos y recursos tanto huma-
nos como materiales que necesi-
te para llevar a cabo su desarro-
llo profesional docente de forma
segura y óptima.
P: Por último me gustaría saber
qué opinas de la expresión “necesidades educati-
vas especiales”. No sé hasta qué punto choca con-
tra esa inclusión o si realmente es necesario utilizar
ese concepto y tenerlo en cuenta en el contexto
educativo.
R: A día de hoy es necesario utilizar esta categoría.
Sin embargo, desde los preceptos de la inclusión se
atiende a cada alumno de forma individual, se traba-
ja en una enseñanza personalizada, por tanto, este
concepto para referirse a unos “pocos” desaparece-
ría pues no habría que etiquetar al alumnado con ne-
cesidades educativas especiales. Desde la perspec-
tiva de la inclusión todos gozamos de esas diferencias
o necesidades educativas especiales cada cual en un
ámbito o aspecto diferente. ■
ABRIL 2019 •
mama
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