La edición y el cierre
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Es común encontrarse con piezas periodísticas
con finales redondos. Tal vez porque se cree que
refuerza la idea del reportaje. Pero aplicar recetas
a la hora de escribir el texto o el guión de las piezas
periodísticas podría restarle credibilidad a la infor-
mación, expresar una intención del periodista o la
necesidad de un empujón adicional. Si la historia
es relevante y pasa la evaluación sobre sus propios
elementos, si no hay cabos sueltos, es mejor no
echarla a perder.
Caparrós dice que le incomodan los finales redon-
dos. “A veces, cuando no hay más remedio lo hago,
pero trato de desarmar el chan-chán. El chan-chán
sería como un final que resume todo lo que viene
antes y retoma el principio y le da una vueltita pero
son trucos, visiblemente trucos”. El maestro reco-
mienda escribir finales pensando en la idea de un
final que ponga en cuestión lo que se ha leído.
Para cerrar, Fraser plantea, si el tiempo lo permite,
separarse del trabajo por uno o dos días. Luego,
retomarlo y releer con un ojo crítico. ¿Tu idea prin-
cipal es clara? ¿Los argumentos son lógicos? ¿Has
utilizado citas largas para decir cosas que podrían
resumirse con mayor claridad en una oración
explicativa, dejando las citas para los puntos más
dramáticos? ¿Estás presentando argumentos que
apoyan la idea central? Lee el texto en voz alta. ¿El
tono y el ritmo de la historia son los adecuados?
Cuando releas, fíjate en términos cargados de
prejuicios o generalizaciones. Ten cuidado de no atribuir una motivación o jus-
tificación para una acción de algún protagonista de la historia. Un funcionario
gubernamental que no toma medidas ante un aparente caso de contaminación
no necesariamente está en colusión con la empresa —puede tener las manos
atadas por alguna regulación que favorece a la empresa contaminadora—. Si es
así, eso es parte de la historia. Si la investigación muestra que hay corrupción de
por medio, eso debe ser expuesto, pero asegúrate de tener evidencias sólidas.