LíderSoy Marzo 2014 | Page 6

ensueño, la perpetuamos y toleramos toda clase de ofensas justificando acciones bajo la premisa “el amor lo perdona todo”.

Por eso la gente se empieza a decir “Es que no se porque sigo ahí, no se por qué mantengo esa relación”. Es evidente, es el mito del cuento de hadas. Se generan relaciones con muchos altibajos. Son relaciones que se prolongan en el tiempo llenas de grandes eventos agradables, pero llenas de conflictos. El esfuerzo es la premisa principal, se mantienen porque nadie desea sentir el fracaso ya que con ello muchas ilusiones se vienen para abajo, todo lo prometido se encuentra en juego, es una sensación normal que nos cuesta aceptar y la negamos, comprendemos cuán dañada esta la situación, pero una luz en momentos nos permite devolver la esperanza.

Si, una relación se puede mantener de esta manera, pero se vuelve desgastante. Si nadie le pone un alto temprano se genera el síndrome de la rana hervida (en artículos previos de esta revista se hablo sobre ella aquí solo hago mención), en el que poco a poco se sube la temperatura de la situación y cuando menos cuenta nos hemos dado ya estamos quemados, ya estamos muy lastimados.

Y nos cuesta después salir, porque se han generado expectativas, dejar a la otra persona implica muchas cosas y si lo hiciéramos, la sensación de extrañar nos hace querer regresar con esa persona. Es sumamente tentador recuperar aquello perdido a pesar del daño que hemos recibido, que estamos dispuestos a soportarlo con tal de devolver las cosas a como eran antes. Nos encontramos con relaciones donde se lleva a extremos, mentiras, convivencia de personas sumamente reactivas, excesivamente controladoras, celosas en favor de no permitir que la otra persona se vaya, ya que debido a la situación puede suceder en cualquier momento. Por ello surgen conductas reactivas que intentan a toda costa mantener esa relación a pesar de todo, incluyendo sufrimiento. Y sufren autocomplacencias, autoengaño.

Se ha perdido el amor, en esos momentos a pesar de que no se exprese se ha dañado en sobremedida, y uno comienza a ser honesto, pero busca hurga para que no sea verdad. Es el momento donde, desafortunadamente, se buscan soluciones cuando es muy tarde porque hay mucho daño. Pero se mantiene ante pizcas de verdad, porque estas relaciones se aferran cuando se observan una pizcas de intereses, cualquier signo de “aún me quiere” es suficiente para justificar lo demás aunque no sea proporcional, cosas pequeñas justifican daño grande. Y cuesta aceptar todo este tipo de situaciones, pero en realidad no existe nada certero. Quisiéramos que solo todo sea un mal momento ya que en estos casos seguimos creyendo en el “uno”: la persona para toda la vida, y estamos dispuestos a darlo todo, así de extremas pueden ser las decisiones tomadas por una persona que se ha formado esta idea.