LíderSoy Marzo 2014 | Page 10

Alejandra Guerrero Espitia

5 consejos para usar un lenguaje incluyente

La realidad es que existe invisibilidad de las mujeres en cuanto a sus aportaciones a la sociedad, la ciencia, la historia, y evidentemente las situaciones cotidianas. Basta con hacer una reflexión en la que tengamos que citar a científicas y heroínas para darnos cuenta que conocemos a pocas, o bien, las que podamos citar normalmente se encuentras tras la sobra de un hombre.

Buscando el reconocimiento de todas las personas es importante hacer un cambio en el elemento más básico de las sociedades: el lenguaje. Este es un agente socializador entre las relaciones de hombres y mujeres y ayuda a construir la identidad de los pueblos y las naciones.

En el español, (también en otros idiomas, pero en esta ocasión me dedicare a hablar solo del español) se representa y nombra al mundo desde una perspectiva androcéntrica, es decir se menciona en masculino, “el hombre es un ser racional”, “el día que el hombre llego a la luna” “detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer” etc.

Cabe señalar que el lenguaje en si no es sexista, pero si refleja las posturas culturales y es como podemos observar que a través de las palabras se hacen manifiestas las diferencias de género.

Es por esto que los movimientos que buscan la igualdad y equidad retoman la frase de George Steiner “lo que no se nombra no existe”, dado que el uso gramatical del masculino universal hace que las mujeres seamos representadas de forma asimétrica frente a los hombres, incluso quedando ocultas.

En otras palabras el uso del lenguaje sexista (y tan común) implica un trato discriminatorio, desigual y lleno de estereotipos.

Si queremos eliminar las exclusiones y desigualdades es necesario usar un lenguaje que represente a hombres y mujeres de manera equitativa.

Usar un lenguaje incluyente nos ayuda a promover de forma efectiva y positiva la posición de la mujer en la sociedad.