La recomendación principal es promover esta forma de comunicar no solo en el discurso de la clase política, sino desde la cotidianidad de nuestra vida, por lo que dejo algunas recomendaciones:
1. Llamar a las mujeres por su nombre y no por el parentesco con algún hombre (ejemplo: María, en lugar de “la esposa del vecino”)
2. Si se van a mencionar hombres y mujeres en la misma oración, utilizar nombres y apellidos y no solo en el caso del hombre. (Ejemplo: Laura Hernández y Juan Gutiérrez, en vez de Juan Gutiérrez y Laura, en este último caso existe asimetría).
3. Usar el femenino de las profesiones (ejemplo: Lucia es ingeniera, no ingeniero).
4. Dejar de lado los estereotipos respecto a las profesiones asignadas culturalmente a hombres y a mujeres (ejemplo: en vez de “doctores y enfermeras”, utilizar el término “personal médico” debido a que en el primer caso se infiere que los hombres son los médicos y las enfermeras forzosamente las mujeres, cuando sabemos que existen doctoras y enfermeros también).
5. Buscar un término que sea genérico y que no mencione solo a un género. (Ejemplo: día de la niñez, en vez del día del niño porque se estarían omitiendo a las niñas).