te ves al espejo, si te concentras un momento en observar tu rostro con gran atención, podrás ver una sonrisa constante que se quiere asomar en todo momento, incluso si haces este ejercicio, te puede ganar la risa tan solo de verte en el espejo. En cambio, algunas otras personas si se ven en el espejo y se detienen a analizar el reflejo que ven ahí, sin necesidad de un psiquiatra o un analista de imagen, pueden observar lo gris de su vida, los dolores que les ha generado vivir en el lado oscuro, es decir, en su ego, y se nota. La lucha, ya sea externa o interior, siempre se ve en el rostro. Siempre aunque se maquille. La risa y la alegría constantes son un signo inequívoco de tu despertar a estados de conciencia superiores, donde se vive en paz.
10. Tiendes a permitir que las cosas sucedan, en lugar de hacer que sucedan.
Dejas de lado el deseo de solucionar y ser el protagonista confiando en que todo se solucionara de la mejor forma. Empiezas a aceptar que todas las cosas que suceden, suceden por una válida razón, que aunque no la encuentres, sabes que existe, que aunque no la entiendas, pues te deja de interesar comprender o no. Simplemente sabes que las cosas pasan por algo y ese algo siempre termina siendo algo bueno. Lo sabes, y con ese conocimiento tú sigues haciendo lo que te corresponde y sin entorpecer. Empieza a sucederte un pacífico comportamiento donde siempre sabes que si debes actuar, actúas, y si no, dejas que pase. Surge una sabiduría dentro de ti que te permite distinguir entre hacer algo o más bien permitir que sucedan las cosas. Es cuando sabes que todo se dirige al Bien, luego entonces permites que ocurra, simplemente permites. Hay paz en ese permiso, o mejor dicho, el permiso sucede por haber paz en tu interior.
11. Muestras amor por otros, así como una urgencia incontrolable por extenderte a los demás.
Empiezas a sentirte querido por todos y al mismo tiempo te urge amar a todo y a todos, sin distinguir credo, color, posición social, sexo, raza, edad, nacionalidad, cultura o inteligencia. Estás libre de prejuicios y lleno de amor por el ser humano en general, incluso por todo lo que te rodea. Surge un amor entre todos los presentes difícil de explicar. Dan ganas de abrazar y besar y llorar de la emoción. A quien vive en paz es muy sencillo amarlo y él ama también con tremenda soltura y facilidad.
Todos estos son los síntomas de la paz interior. Si te interesa vivirlos, solo necesitas elegir la paz. Un sabio que vive en tu interior te dirá cómo elegirla siempre. Es un paraíso vivir en la paz que has descubierto dentro de ti. Es una bendición saber que podemos entrar al paraíso aquí en la Tierra.
Si tienes todos o la mayoría de estos síntomas, date cuenta que tu condición de paz puede ser ya muy avanzada y así estás ayudando a los demás, incluso con tu sola presencia. Así mismo, si estás expuesto a alguien con varios de estos síntomas, el permanecer expuesto favorecerá tu propia condición de paz si te permites sentirla y aprender de él.