los programas de noticias lo único que buscan es vender conflicto como forma de entretenimiento. En cambio prefieres estudiar y leer algo muchísimo más valioso y que hoy te causa gran adicción. Mejor empiezas a invertir horas y horas en leer libros de espiritualidad y superación personal; empiezas a navegar por páginas de Internet que tienen sentido para ti y te aportan paz; empiezas a ser más selectivo en tus programas de televisión si aún tienes interés por verla.
6. Pierdes el interés en tener que preocuparte.
Paras de preocuparte, así de simple. Llega un momento en que te das cuenta de que no tiene ningún sentido preocuparte por nada, por nada en absoluto. Llegas a comprender que preocuparte por lo que queda fuera del alcance de tus manos es carente de sentido porque precisamente no está a tu alcance la solución. Luego llegas a comprender que preocuparte por lo que sí puedes solucionar, también resulta absurdo porque si puedes hacer algo, pues te ocupas de ello pero no te preocupas.
La preocupación es una necesidad del Ego y la persona que está en paz interior ya no se detiene en estas necesidades.
7. Tienes Frecuentes e irresistibles momentos de apreciación.
Te empiezas a admirar de todo lo bueno que hay en todo. Aprecias el bien en todo lugar y persona. Lo descubres incluso en la persona que no lo ha visto en sí misma. Empiezas a tener frecuentes momentos de llanto donde se te salen las lágrimas muy fácilmente al quedarte asombrado ante la maravilla de algún momento o circunstancia. Es decir, aprecias y ya nunca más desprecias. Son dos tipos de energía radicalmente diferentes: apreciar o despreciar. El que aprecia normalmente se encuentra saludable, y el que desprecia está enfermo crónicamente de algo, nunca puede estar bien. Quien tiene paz interior, todo lo aprecia, todo, absolutamente todo y muy seguido. Apreciar sucede como consecuencia de tu paz interior porque lo bello, bueno y verdadero es apreciable desde un corazón en paz y solo desde ahí.
8. Tienes alegres sentimientos de conexión con otros y con la Naturaleza.
Empiezas a sentir “claramente” tu unión con todo. Cuando tienes contacto con la Naturaleza no te quieres ir de ahí. Te empieza a cautivar ver el mar o estar en el bosque
como nunca antes. Quizá hasta empiezas claramente a escuchar voces que te hablan
cuando observas un roble o cuando se te queda viendo fijamente un venado o un conejo
moviendo su nariz. Empiezas a sentir a una planta solo con verla. Empiezas a sentir
respeto por Todo, mismo respeto que surge como consecuencia de saberte conectado a
ese Todo. Sientes una alegría en esos momentos que las palabras no pueden expresar.
Sientes emoción con la emoción de otros. Sientes entusiasmo por el entusiasmo de
otros. Sientes alegría por el triunfo ajeno. Y es que precisamente ya nada te es ajeno. Y
esa alegría que empiezas a experimentar por saberte conectado con todo y con todos se
trastoca muchas veces con amor hacia los demás difícilmente explicable.
9. Tienes frecuentes ataques de risa y sonrisas.
La alegría de vivir es uno de los signos más característicos de una vida espiritual, de
alguien en paz. Sucede el colmo de que hasta estando solo te empiezas a reír. ¡Sólo! Ya
ni necesitas de que alguien te cuente un chiste o de ver algo cómico. Si te ves al espejo,
si te concentras un momento en observar tu rostro con gran atención, podrás ver una
sonrisa constante que se quiere asomar en todo momento, incluso si haces este ejercicio,
te puede ganar la risa tan solo de verte en el espejo. En cambio, algunas otras personas
si se ven en el espejo y se detienen a analizar el reflejo que ven ahí, sin necesidad de
un psiquiatra o un analista de imagen, pueden observar lo gris de su vida, los dolores
que les ha generado vivir en el lado oscuro, es decir, en su ego, y se nota. La lucha, ya
sea externa o interior, siempre se ve en el rostro. Siempre aunque se maquille. La risa
y la alegría constantes son un signo inequívoco de tu despertar a estados de conciencia
superiores, donde se vive en paz.
10. Tiendes a permitir que las cosas sucedan, en lugar de hacer que sucedan.
Dejas de lado el deseo de solucionar y ser el protagonista confiando en que todo se
solucionara de la mejor forma. Empiezas a aceptar que todas las cosas que suceden,
suceden por una válida razón, que aunque no la encuentres, sabes que existe, que
aunque no la entiendas, pues te deja de interesar comprender o no. Simplemente sabes
que las cosas pasan por algo y ese algo siempre termina siendo algo bueno. Lo sabes,
y con ese conocimiento tú sigues haciendo lo que te corresponde y sin entorpecer.
Empieza a sucederte un pacífico comportamiento donde siempre sabes que si debes
actuar, actúas, y si no, dejas que pase. Surge una sabiduría dentro de ti que te permite
distinguir entre hacer algo o más bien permitir que sucedan las cosas. Es cuando sabes
que todo se dirige al Bien, luego entonces permites que ocurra, simplemente permites.
Hay paz en ese permiso, o mejor dicho, el permiso sucede por haber paz en tu interior.
11. Muestras amor por otros, así como una urgencia incontrolable por extenderte a
los demás.
Empiezas a sentirte querido por todos y al mismo tiempo te urge amar a todo y a todos,
sin distinguir credo, color, posición social, sexo, raza, edad, nacionalidad, cultura o
inteligencia. Estás libre de prejuicios y lleno de amor por el ser humano en general,
incluso por todo lo que te rodea. Surge un amor entre todos los presentes difícil de
explicar. Dan ganas de abrazar y besar y llorar de la emoción. A quien vive en paz es
muy sencillo amarlo y él ama también con tremenda soltura y facilidad.
Todos estos son los síntomas de la paz interior. Si te interesa vivirlos, solo necesitas
elegir la paz. Un sabio que vive en tu interior te dirá cómo elegirla siempre. Es un
paraíso vivir en la paz que has descubierto dentro de ti. Es una bendición saber que
podemos entrar al paraíso aquí en la Tierra.
Si tienes todos o la mayoría de estos síntomas, date cuenta que tu condición de paz
puede ser ya muy avanzada y así estás ayudando a los demás, incluso con tu sola
presencia. Así mismo, si estás expuesto a alguien con varios de estos síntomas, el
permanecer expuesto favorecerá tu propia condición de paz si te permites sentirla y
aprender de él.