LíderSoy Enero 2014 | Page 25

5. Pierdes el interés en el conflicto.

Cuando te ocurre esto te das cuenta de que tu vida se está llenando de tanta paz que no hay que llenarla con nada más, no pierdes tu tiempo ni escuchando, ni favoreciendo, ni generando ningún tipo de conflicto. Es cuando toda discusión, cuando todo juego psicológico del tipo perseguidor-víctima-salvador, salen de tu vida radicalmente. Incluso empiezas a ver con asombro e incredulidad a otras personas que disfrutan de vivir en el conflicto. Te quedas pasmado y sin poderlo creer ante la gran capacidad que tienen otros en gritarse y ofenderse en alguna reunión familiar o en cualquier otro lugar. No te explicas cómo pueden vivir así. Es cuando empiezas a descubrir que si te encuentras en una relación donde al otro o a la otra le encanta generar conflicto por cualquier cosa, tu solo dices en tu interior: “paso”. Ya no te interesa jugar esta desgastante, tonta y debilitante tortura psicológica autogenerada. Las invitaciones a discutir y a vivir un conflicto las empiezas a ver como lo más absurdo de la vida.

Consecuencia de esto es que también desaparece todo interés en ver programas de noticias o escuchar la radio. Te das perfecta cuenta de que todos los programas de

noticias lo único que buscan es vender conflicto como forma de entretenimiento. En

cambio prefieres estudiar y leer algo muchísimo más valioso y que hoy te causa gran

adicción. Mejor empiezas a invertir horas y horas en leer libros de espiritualidad y

superación personal; empiezas a navegar por páginas de Internet que tienen sentido para

ti y te aportan paz; empiezas a ser más selectivo en tus programas de televisión si aún

tienes interés por verla.