poner cara de tristeza y decir “haz lo que quieras”. En ambas
el resultado es el mismo: enojo.
Quien culpa en forma directa utiliza con frecuencia la palabra
“Si Hubieras...” una de las frases más absurdas que podemos
emplear ya que lo hacemos cuando ya nada se puede
remediar.
El remordimiento es el precio que se paga por sentirse culpable,
como diría Marisa Escribano. Esta sensación puede llegar a ser fatal
ya que en su grado máximo la persona puede atentar contra su
vida. Según el ciclo Gestalt, la culpa altera el eje de la
Responsabilidad y el Remordimiento, el eje del Respeto. De hecho,
quien culpa no se responsabiliza y quien tiene remordimiento no se
respeta.
Aquí lo importante es
reconocer
nuestra
responsabilidad y evitar
ponerla en otros, con lo
que
evitamos
un
enemigo
potencial
y
resolvemos con nuestros
medios,
cualquier
situación que dependa
de nosotros.
¿Cómo hago para que se vaya?
Cuando sientas culpa,
prueba
hacer
lo
siguiente.
Concéntrate
en la situación o persona