del hecho en sí. Por ejemplo, “Me siento culpable por no
haber acompañado a mi amigo Gustavo al cine”.
Una vez hagas contacto con esta situación, prueba decirle la
siguiente frase: “Yo resiento de ti…” (y completas la oración
con aquello que te genera resentimiento por dentro)
Siguiendo el ejemplo, la frase sería: “Gustavo, resiento de ti
que te molestes conmigo por no haber ido al cine contigo”.
El tercer paso es transformar ese resentimiento en una
exigencia o demanda. Haz contacto con eso que necesitas
recibir de esa persona. Y exprésalo de la siguiente manera:
“Lo que necesito recibir de ti es…” (y completas la frase con
tu demanda); también puedes probar con la siguiente frase:
“Exijo
que…”
(y
completas
la
oración
como
lo
desees)
Siguiendo el ejemplo:
“Gustavo,
exijo
que
respetes mis tiempos”.
Una vez que hagas este
ejercicio, fíjate si hubo
un cambio en ti. Una
vez que logras hacer
contacto con lo que
verdaderamente
necesitas y te das el
permiso de solicitarlo, la
culpa se esfuma. La
sustituyes por hacerte
cargo (ser responsable)
y un contacto directo.
Por tu culpa de Mr. Theklan